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Historia

Hipertexto: cómo la ficción se hizo realidad

linux Imagen generada con Runway AI de acuerdo sus condiciones

Hace unos años, estaba en una reunión de trabajo, en una de esas infaltables capacitaciones sobre planificación, cuando el experto que dirigía el evento nos instruyó que hagamos dos trabajos prácticos: una planificación general, anual, de actividades, de la que debíamos desglosar planificaciones semanales e, incluso diarias 😵‍💫. En mi laptop, tenía abiertos tres documentos de texto, uno para cada nivel del plan y, mi calendario-agenda, en el administrador de correo, para hacerme una idea general del tiempo de esos planes; mientras que un colega mío, solo ejecutaba Notion en su MacBook para realizar la misma labor y, así se mantuvo mientras trabajamos en ello, es decir, hizo todo el trabajo práctico sin salir de esa aplicación 😎. Yo, que soy un curioso infatigable de la ofimática y, me encanta aprender novedades sobre esa área, no me cohibí de preguntar a mi compañero de dónde había salido semejante peculiaridad. Ya aprendido el nombre del programa, en mis tiempos libres, mientras duraba ese evento, me puse a investigar de qué se trataba ese artilugio. Al enterarme de todas sus funciones quedé bastante impresionado.

Notion es un programa para tomar notas, pero, no se queda allí, sino que es mucho más ambicioso: las notas pueden adquirir varias funcionalidades, desde tablas, casillas de verificación, inserción de enlaces y archivos adjuntos, etc.; además, pueden relacionarse unas notas con otras mediante hipervínculos, permitiendo indexarlas de varias formas a partir de etiquetas y; por si eso fuera poco, permite compartir o, incluso, publicar, esos trabajos en forma de portales (si se quiere, convertirlos en páginas web 😯) y, trabajar de forma colaborativa con otros usuarios. Es como si los creadores de Notion, después de haber tenido una pesadilla compartida, hubieran decidido que no necesitamos nada más en esta vida que una libreta de anotaciones, convirtiéndola, literalmente, en una oficina completa, evitando de esta manera, no solo que alguna vez osemos salir del ordenador, sino, incluso, de su propia, pequeña y hegemónica ventana. Y es que, pensándolo bien, lo que en realidad está haciendo Notion es aplicar la idea de hipertexto a nuestra gestión del conocimiento personal y social, algo que, si bien, no es novedoso, probablemente no había estado tan extendido en la vida profesional digitalizada.

Desarrollemos esa idea: si un texto, es un documento escrito, un hipertexto es un texto que contiene enlaces a otros textos, pero, con "enlaces" no se expresa simplemente la indicación de referencias a otros documentos, como de forma clásica se hace en los ensayos académicos, por ejemplo, sino que, el texto al que se apunta, debe ser inmediatamente accesible por la persona que consulta el texto original. Se acabaron las consultas posteriores en la biblioteca de otra ciudad. En una época en la que el propio internet, es decir, la World Wide Web, está construido bajo el concepto de hipertexto, esta idea probablemente no nos sorprenda en lo más mínimo, tomando en cuenta de que ya estamos acostumbrados a hacer clic en el enlace de una página y obtener, inmediatamente, el documento citado; Wikipedia, es posiblemente el caso más emblemático: la enciclopedia de hipertexto más grande del mundo y, además, de la historia de la humanidad.

Volviendo a la historia del inicio, es necesario aclarar que este escrito no es una publicidad para Notion, aunque así lo parezca ahora, de hecho, no uso ese programa y luego explicaré por qué; sin embargo, desde que conocí su funcionalidad, quedé bastante sorprendido y, me propuse comprender cómo es que las clásicas técnicas de estudio, surgidas en paralelo a la escritura, fueron evolucionando a lo largo de las épocas hasta alcanzar estas complejas herramientas ofimáticas instaladas actualmente en nuestros ordenadores. Al verme abrumado con esa información, no encontré otra solución que ordenarla y publicarla en este blog 🤷; al final, como es mi costumbre, evalúo estos avances en mi propio proceso académico y productivo. Por tanto, este escrito recorre los orígenes del hipertexto, desde el formato analógico al digital, a partir de la inspiración surgida en la ficción literaria, pasando por los métodos de tomar apuntes y organizarlos, de acuerdo a distintas categorías; luego, se revisa cómo estas tendencias son introducidas en los sistemas informáticos; para, finalmente, evaluar todos estos aspectos desde mis prácticas personales y; extraer conclusiones de todo lo reseñado.

Ficción hipertextual

Existe un artículo, escrito en 1987, por Jay David Bolter y Michael Joyce, los desarrolladores de Storyspace, un programa para crear narrativas hipertextuales, que al ensayar una breve historia del hipertexto propusieron que esta idea surgió inicialmente en la ficción, como una fantasía curiosa, bajo las bases de la literatura experimental de principios del siglo XX, desde corrientes como el modernismo o el dadaísmo. Esta idea es repetida actualmente en las entradas de Wikipedia que desarrollan el término, sin embargo, posteriormente, se demostrará en este escrito, que si bien, la literatura posiblemente inspiró de forma muy importante la materialización del hipertexto en la informática, no es de ninguna manera su único antecedente, existiendo aportes importantes, incluso más antiguos, desde la bibliotecología.

Continuando con la idea de estos autores, debe tomarse en cuenta que el soporte dominante para almacenar el conocimiento escrito, durante la citada época, era el papel, ya sea de forma manuscrita o impresa. Esta nueva literatura, estaba interesada en romper con el paradigma narrativo clásico, expresado en la secuencia lineal de eventos, construidos solo desde la perspectiva de un narrador omnipresente, bajo el esquema de: presentación, nudo y descenlace. Un ejemplo de ruptura con este modelo sería la aparición de historias fragmentadas en narraciones contradictorias de un mismo evento, desde el punto de vista de los personajes o, incluso, temporalidades desordenadas de ese mismo evento, además de lo anterior, en cuyo caso, el lector, jugaría un papel mucho más activo al intentar armar este "rompecabezas" y descifrar la trama y su significado, donde al final, múltiples interpretaciones serían posibles.

En este ejercicio, ya se pueden entrever las bases que permiten la transición del texto al hipertexto: el texto, debido a las limitaciones del formato impreso, presenta su contenido de forma secuencial, al modo de la narración clásica, esto debido, entre otras razones, a las limitantes del formato escrito; al experimentarse con la ruptura de esa tradición, evitando la secuencia lineal y la voz autoral en la trama, se abre la puerta a la experimentación con otros formatos, aunque sea de forma fantasiosa y, sobre el propio formato impreso.

Los autores anteriormente mencionados, Bolter y Joyce, citan dos obras literarias como las impulsoras iniciales de este concepto, aunque sea, como se dijo, desde el plano de la ficción. En este caso, hacemos referencia a dos cuentos del escritor argentino, Jorge Luis Borges, titulados: "Examen de la obra de Herbert Quain" y "El jardín de los senderos que se bifurcan". Ambos cuentos, si bien, son narrados desde la perspectiva de un personaje y, en el caso de la segunda historia, la causalidad y temporalidad de los sucesos pueden tener diferentes interpretaciones, no son estos elementos narrativos transgresores los que identifican a estas obras como introductoras del concepto del hipertexto, sino que en ambas, el narrador, reseña una obra ficticia que claramente intenta hacer realidad una obra de hipertexto, a pesar de las limitaciones del formato impreso.

El primer caso, "Examen de la obra de Herbert Quain", constituye una falsa reseña de la obra de un autor ficticio, cuyas publicaciones son de lo más descabelladas. Una de ellas, llama la atención porque, precisamente, representa la encarnación del hipertexto: se trata de una novela de 13 capítulos, de entre los cuales, no solo hay narraciones testimoniales, desde distintas temporalidades de un evento, sino también, bifurcaciones de los hechos, es decir, otras posibilidades de ciertos sucesos. De las combinaciones de esa estructura, se puede extraer, supuestamente: nueve novelas, de tres capítulos cada una, en los que se encuentran los géneros más diversos 😁. En ese sentido, el falso cronista califica semejante obra como "regresiva y ramificada". El segundo caso, "El jardín de los senderos que se bifurcan", es un cuento, podría decirse, de género policial, además de que representa una historia más compleja que la anterior, en el centro de la trama, se reseña una obra, también fantástica, que es la viva proyección del hipertexto. El antepasado del protagonista, un profesor de origen chino de nombre Yu Tsun, llamado Ts'ui Pên, se propuso en vida dos labores: escribir una novela de complejidad nunca antes vista y, construir un laberinto donde "se perdieran todos los hombres". Habiéndose propuesto esto, hasta fallecer en ese intento, además, en aislamiento de la sociedad, la familia del difunto solo encontró entre sus posesiones una extensa cantidad de manuscritos diversos y contradictorios y, sin ninguna señal del laberinto prometido, llegando a pensar, por tanto, que el autor había enloquecido. Luego, en el cuento, se revela que su obra fue malinterpretada y que, en realidad, novela y laberinto eran una sola obra y, aquellos, aparentemente, incoherentes textos, conformaban una narración en la que se representaban bifurcaciones, no del espacio, al modo del laberinto, sino del tiempo, presentando una compleja red de encrucijadas y convergencias de eventos, que incluso, terminan dando sentido a la, hasta ese momento, confusa narración de Borges.

A los mencionados autores del considerado como, primer programa de computadora para la escritura de novelas de hipertexto, Storyspace™, Jay David Bolter y Michael Joyce, les llama poderosamente la atención, en su ya citado artículo, que Borges se limite a imaginar estos experimentos literarios en vez de ejecutarlos. Luego de elaborar este razonamiento, los desarrolladores concluirán que esto se debió a que, mientras escribía estas fantasías, Borges no tenía los medios tecnológicos que le permitan hacer realidad esa empresa:

Borges never had available to him an electronic writing space, in which the text can constitute a network of diverging, converging and parallel times (p. 46).

Personalmente, me pregunto si, de haber poseído los medios tecnológicos de ahora, Borges habría decidido empeñarse en semejante emprendimiento; tengo razones para suponer que no. Probablemente, el hecho de que el autor presentara al hipertexto en el marco de una curiosa fantasía, se deba a otros motivos más profundos que la inexistencia del soporte tecnológico para lograr aquello, incluido, a mi criterio, un posible escepticismo ante la materialización de tal propósito, por rimbombante e innecesario; recordemos que los personajes ficticios que desarrollan estos proyectos, en sus cuentos, son difuntos incomprendidos y desventurados, a pesar de su genialidad. Retomaré esta idea posteriormente en este escrito, porque, ciertamente, permite más desarrollo.

Lo interesante de esto, por cierto, es que el programa creado por esos autores, permitió, tal y como ellos esperaban, la materialización de novelas de género hipertextual, siendo este un acontecimiento primigénio en la historia. Los textos fueron publicados en formato digital y, tuvieron relativo éxito publicitario entre 1987 y finales de la década de 1990, gracias a programas de computador privativos como, el mencionado Storyspace™ e, HyperCard™, ambos lanzados para el entorno Apple Macintosh y que permitían crear estas obras. Se suele indicar como una novela pionera en este género a "Afternon, a story" (1987) de, Michael Joyce, uno de los autores del anterior artículo, la cual, todavía en la actualidad, se la puede adquirir mediante compra. Algunas de estas obras están, en este momento, publicadas de forma gratuita en internet: es el caso de: "Victory Garden" (1991), de Stuart Moulthrop y, "The unknown" (1999), de William Gillespie. Una novela en español, que trasciende del hipertexto a la hipermedia es "Golpe de gracia" (2007) de Jaime Alejandro Rodríguez.

Es interesante destacar que en este periodo, uno de los autores anteriormente mencionados, Stuart Moulthrop, se propuso, a finales de la década de 1980, la descomunal tarea de materializar la laberintica novela de Ts'ui Pên, que Borges reseñó desde la ficción. Bolter y Joyce, anteriormente citados, describirán de la siguiente manera la complejidad de ese trabajo:

This Storyspace module contains a web of over 100 units and 300 connections. Moulthrop has added his own meditions to those of the Borges’ story (p. 46).

Al parecer, ese proyecto solo se halla disponible para su consulta en los archivos de la Universidad de Yale.

Desde la primera década del 2000 hasta la actualidad, hubo una segunda ola de narrativas hipertextuales, esta vez creadas con un programa de código abierto llamado Twine y, en varios casos, publicadas de forma gratuita. Me llaman la atención: "The Uncle Who Works for Nintendo" (2014), de Michael Lutz y, "You Are Jeff Bezos" (2018), de Kris Ligman.

Es interesante constatar en este punto, que la ficción hipertextual no es un género literario que precisamente haya estado entre los más populares a lo largo de los años. Aquí cabría analizar que, a diferencia de lo que deseaban los creadores de Storyspace™, en el artículo anteriormente citado, respecto a que las narrativas hipertextuales logren trascender de forma exitosa el ámbito de los videojuegos (estamos hablando de 1987), en realidad, lastimosamente, la relación de estas dos industrias, actualmente, se mantiene en una proporción similar a la de esos días, continuando la hegemonía de los videojuegos, ahora, en línea. Aquí es interesante añadir también que, el creador del término hipertexto, Ted Nelson, se quejaba, en 1992, de la incorrecta forma de referirse a formatos visuales con posibilidad de interacción del usuario, como los videojuegos, en este caso, como "interacción multimedia", cuando el término correcto es hipermedia.

Con los recientes avances en tema de inteligencia artificial (IA) y, la realidad virtual o aumentada, esto adquiere otras dimensiones. Bolter y Joyce, citados previamente, fantaseaban en 1987, con que la computadora no solo recuerde las decisiones tomadas por el usuario mientras se bifurcaba en las posibilidades de la trama de una novela de hipertexto, sino que, más bien, pueda generar nuevas oraciones en respuesta a las inquisiciones del usuario, tal y como hacen los modelos de IA en la actualidad:

The computer can also keep track of the previous episodes the reader has visited, so that he may be barred from visiting one episode before he visits another. Artificial intelligence experts would not consider such a simple scheme for interactive fiction worth pursuing. They would argue that we have to store knowledge representations in the computer and write a program that can generate new sentences in response to the reader’s replies. In other words, the program itself would be the author, not simply the medium for delivering what the human author has written. While this AI strategy is interesting, it is not feasible at present or in the near future (p.42).

Si ahora se le añade a esto los avances que se están realizando en el área de la realidad virtual, aumentada, o "metaverso" y, se le incorpora las innovaciones aportadas por las densas y envolventes narrativas de los estudios de videojuegos, ya se puede vislumbrar que existirá una posible fusión de lo que ahora se conoce como cine, con los juegos de video e, incluso, redes sociales, hipermedia y demás, tal y como se proyecta en la película de Steven Spielberg "Ready Player One" de 2018.

Anotaciones, informática e hipertexto

Formas analógicas

Volviendo al inicio de este tema, las anotaciones, es interesante evaluar su evolución a lo largo de la historia. Es decir, una vez creada la forma de comunicación escrita, el proceso de materializar símbolos está fuertemente relacionado con el soporte tecnológico que acompaña ese fin. En épocas antiguas, este procedimiento estaba bastante limitado debido a las dificultades para llevarlo a cabo, ligadas principalmente a los materiales de archivo, en cada caso: arcilla, piedra, cueros, papiros, etc. En la Edad Media, gana protagonismo el uso de la tinta y la elaboración de papel artesanal, de acuerdo a los procedimientos importados del Asia y, se difunde e, incluso, institucionaliza, esta práctica, a partir de la combinación de ambos componentes. La difusión del conocimiento a través de libros impresos, desde la época renacentista, permiten, probablemente, diferenciar más claramente la publicación de una obra escrita, revisada, corregida, perfeccionada, diagramada, en oposición a los simples apuntes que toma el receptor de ese mensaje impreso, sin la intención de publicar esos pensamientos, sino, emitir meras anotaciones personales, muchas veces, incluso hechas en los márgenes de esas obras publicadas.

Es, a partir de este hipotético hito histórico, entre el Renacimiento y la Ilustración, que comienza a producirse una sistematización en este ámbito. Surgen distintas aproximaciones para organizar notas, por ejemplo, el archivador de hojas de papel de Vincent Placcius, que, perfeccionando la idea inicial de Conrad Gessner, permite archivar notas manuscritas de forma ordenada, fijadas a partir de ganchos metálicos. Es a partir de este invento que surgen otros aportes, como el de Carl Linneaus, en el siglo XVIII, los cuales, van aproximándose más al actual concepto de ficha bibliográfica. Debe comprenderse que posteriormente a esto, se va posicionando el método científico, primero, en las élites académicas y, luego, poco a poco, en la vida cotidiana del mundo occidental. Al intensificarse más estas ideas, podría entenderse que en paralelo a la Revolución Industrial, se impone la necesidad de producir un conocimiento sistemático para monitorear los complejos procedimientos económicos y tecnológicos que se llevaban a cabo, sobre todo, desde las esferas de gestión de esas relaciones, entonces, esto impulsaría también necesarios métodos de manejo de información masiva y enrevesada.

Placcius En la imagen se aprecia una ilustración, realizada por el propio Vincent Placcius, de su sistema de acopio de notas. Imagen de dominio público.

Ya en el siglo XX se perfeccionan las anteriores propuestas de gestión de notas y se les añade el concepto de hipertexto. Habiéndose difundido distintos métodos de archivo de fichas bibliográficas y ya existiendo una tradición de ordenamiento de notas bibliográficas, se populariza el concepto alemán de zettelkasten o, caja de notas, que es un sistema que combina los conceptos de hipertexto y metadatos en la tarea de organizar notas. Las hojas individuales de papel poseen unos encabezados donde quedan registradas etiquetas que reflejan aspectos importantes de la nota, para que de este modo, el investigador, pueda vincular unas notas con otras y obtener así un panorama sistematizado de la materia que estudia. Es interesante como en este ejemplo se desarrolla el concepto de metadatos, tan utilizado en informática en estos días. Se define a los metadatos como "datos que proporcionan información acerca de otros datos". En este caso, las etiquetas que se añaden a las notas no solo proporcionan información necesariamente ligada al contenido de las notas, sino, que al vincularse con otras, crean nuevo conocimiento, tendencias y síntesis, por ejemplo. Dos famosos pensadores que utilizaban esta forma de almacenar sus notas personales eran el filósofo argentino Mario Bunge y el sociólogo Niklas Luhmann.

Finalmente, es interesante observar como terminamos ligando la toma de apuntes o, notas, con la organización bibliográfica, base del mundo académico y, dejamos de lado los sistemas de anotaciones relacionados con el mundo productivo. Es importante adentrarse también en este nicho, porque el software que reseñaremos posteriormente, no solo está basado en la idea de hipertexto, sino también en sistemas de organización de tareas con base en la disponibilidad de tiempo. Entre el siglo XX y comienzos del siglo XXI, dentro de las muchas propuestas de gestión de tiempo, se popularizan dos sistemas que luego se verán reflejados en el software de toma de notas en forma de tareas: el denominado, método Einsenhower y; el sistema productivo Getting Things Done del consultor productivo David Allen.

El "método" Eisenhower, curiosamente, se basa en una frase pronunciada por el expresidente estadounidense, Dwight D. Eisenhower, mientras ejercía el cargo, en un discurso otorgado en la Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, en 1954, en el que citaba la frase de otro expresidente, al que, de forma llamativa, no nombra, pero que supuestamente habría dicho: "I have two kinds of problems, the urgent and the important. The urgent are not important, and the important are never urgent". A partir de esa penetrante frase, el pensador empresarial Stephen Covey, construyó en su libro, "Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas", la denominada "matríz de decisión de Eisenhower", la cual, establece que las tareas urgentes e importantes, al mismo tiempo, deben hacerse inmediata y personalmente; las que son importantes, pero no urgentes, deben tener una fecha de finalización y, hacerse personalmente; las que no son importantes, pero son urgentes, deben ser delegadas y; finalmente, las que no son importantes, ni urgentes, deben ser descartadas.

linux Interpretación ilustrada de la "tabla Eisenhower". Licencia CC BY-SA 4.0.

Por su parte, el sistema Getting Things Done (GTD), se diferencia del anterior en el sentido de que no se basa en la clasificación de tareas de acuerdo a prioridades, sino, en la delimitación de estas, de un modo concreto y, su organización, a partir de contextos o proyectos, evitando así los bucles indefinidos y el abandono de buenas ideas por pérdida de foco. Este enfoque propone elaborar una lista de tareas y procesarlas de la siguiente manera: si la tarea, no es significativa de un modo concreto para la persona, debe decidirse si desecharla, postergarla o guardarla como referencia; si la tarea, debe realizarse en más de un paso, debe convertirse en un proyecto y; si tiene una fecha de realización, debe agendarse y, si no, asignarle un contexto. Esta descripción es una simplificación extrema de todas las posibilidades que ofrece este sistema y se hace con fines de exposición.

A simple vista, puede que no quede clara la relación de estos sistemas de organización de tareas con el hipertexto, pero, como se apreciará en el apartado informático de este escrito, la organización de las tareas, basándose en estos criterios y, más aún, combinando ambos sistemas, es decir, GTD y Eisenhower, puede llegar a generar un flujo de tareas, clasificadas a base de prioridades, proyectos y contextos, que se bifurcan en una maraña de interminables subtareas.

La era digital

Es curioso verificar la influencia que tuvo la idea del hipertexto en la informática, en general y, finalmente, en los programas administradores de notas, que al fin y al cabo son los que desataron mi interés por este tema. Algo que llama poderosamente la atención es que muy poco tiempo después de la publicación de los dos cuentos de Borges, descritos anteriormente (1941), un ingeniero llamado Vannevar Bush, proyectaba, en 1945, igual que Borges, sin llevar a cabo su idea, una máquina de nombre Memex, que, en teoría, podía poner a disposición del usuario múltiples documentos almacenados en marcos de microfilm, enlazados en cadena. Si bien, este proyecto no se llevó a cabo, por lo complicado del diseño, se lo considera precursor de los posteriores sistemas reales de hipertexto e, incluso, del propio Internet.

A finales de la década de 1960, el ya mencionado creador del término "hipertexto" e "hipermedia", Ted Nelson, desarrolló el considerado como primer sistema de hipertexto funcional, probablemente bajo la influencia de la máquina Memex, pero esta vez, en forma de software, denominado, Hypertext Editing System y, que requería una IBM 2250 para funcionar. Varios fueron los programas que sucedieron a este a lo largo de las décadas, especializándose en diversas tareas y perfeccionando su funcionalidad, incluidas las ya mencionadas aplicaciones para la elaboración de ficciones hipertextuales, hasta que a principios de la década de 1990 se fusionan dos ideas facinantes: existían ya varios antecedentes de sistemas de transmisión de información textual en red, cubriendo grandes distancias, usados por las esferas gubernamentales, pero a esto, ahora, se le añadía el enfoque hipertextual, dando como resultado las bases de la actual y, fundamental, World Wide Web.

Por tanto, desde el ámbito específico de las aplicaciones para tomar y almacenar notas, probablemente estas, en un inicio, no se diferenciaban de los procesadores de texto. Es decir, anteriormente los ordenadores no se utilizaban a través de una interfaz gráfica, entiéndase esto como el espacio de trabajo expresado mediante la figura de "escritorio", con menús desplegables para seleccionar opciones como programas visualizados a través de íconos vistosos; en un formato de "ventanas; creación de "carpetas" para el almacenamiento de archivos; selección de "fondo de pantalla"; etc. Antes, la única forma de interactuar con el ordenador era mediante comandos de texto escritos en la terminal y, tales órdenes eran procesadas inmediatamente, mostrándose los resultados en la pantalla. Además, es importante recordar que el concepto de "computadora personal" o, de "escritorio", no se materializa en el sentido que le damos ahora hasta bien entrada la década de 1970 y, se expande de forma exitosa durante los años 80, por tanto, la idea de "tomar notas" en el ordenador, probablemente no haya sido tan extendida, al ser este todavía de uso comunitario principalmente. En este contexto inicial, las notas, apuntes, recordatorios, de ser realizados en el ordenador, probablemente eran almacenados a través de editores de texto plano, en forma de archivos o, incluso, a través de los primeros programas procesadores de texto enriquecido o formateado, los precursores del actual Microsoft Word, como el extinto WordStar, desarrollado a inicios de la década de 1980 para un entorno no gráfico, por ejemplo, el sistema operativo MS-DOS.

Entonces, en un entorno de desarrollo, todavía básico, de los ordenadores y, ya adoptadas las computadoras personales, se puede imaginar que lo que determinaba la forma en la que la gente almacenaba apuntes en el ordenador, era la ocupación del usuario. En este caso, si el usuario era un desarrollador o programador de aplicaciones, un informático, por ejemplo, es probable que almacenaba sus apuntes en texto plano, a partir de un programa editor de texto (de hecho, los lenguajes de programación permiten almacenar apuntes o comentarios al código fuente, anteponiendo un signo para diferenciar esa función) o, utilizaban procesadores de texto especiales para documentar el desarrollo de sus programas y; si el usuario utilizaba su ordenador para labores de producción, que es el uso más extendido que se le da a estos aparatos, por ejemplo, labores de escritura, contaduría, asistencia empresarial, recepción organizacional, etc., esta labor haya sido improvisada, inicialmente, a partir de procesadores de texto complejo o formateado. Probablemente, aún hoy, con todas las aplicaciones especializadas de notas que existen, esto siga siendo así para muchas personas.

Microsoft Notepad, que es una aplicación de texto plano, es decir, que no admite formateo de texto (digamos letras itálicas, subrayados, tablas, etc.) se lanza oficialmente en una fecha tan lejana como 1983, incluso con la, entonces, novedosa función de uso de mouse, lo que representa una especialización respecto a un programa procesador de texto en sí. Sin embargo, contrario a lo que podría creerse, en una fecha bastante cercana a la mencionada, ya se rastrea un programa diseñado específicamente para tomar notas y, no solo eso, sino con funciones de hipertexto incorporadas. Sí, la idea de Notion no se oye tan revolucionaria después de saber aquello. En 1984 se lanza el programa NoteCards, una "base de conocimiento personal" influenciada claramente por la idea de hipertexto, pero específicamente, por el ya citado método zettelkasten, que en esencia, es un organizador de archivos personales indexados y enlazados entre sí. El programa fue diseñado inicialmente para un ordenador Xerox, pero luego fue exportado a Microsoft Windows e, incluso, estuvo disponible para versiones de Linux.

linux Imagen escaneada de una captura de pantalla impresa del programa NoteCards. Licencia CC BY 2.0.

Bien parece que durante la década de 1990 no hubo demasiadas novedades en este ámbito, porque no pude encontrar lanzamientos de programas administradores de notas que hayan tenido un impacto registrado. Lo que se encuentra a continuación es el lanzamiento de Microsoft OneNote, como un producto no incluido en su suite ofimática Office en 2003 y, por tanto, de compra separada. Este programa tuvo cierto impacto en los usuarios de aquel entonces, porque suele reseñarse de manera muy positiva y como una innovación no vista antes. Un usuario narra, en retrospectiva, sus primeras impresiones ante el arribo de este programa en 2003:

As I told OneNote lead designer Chris Pratley at COMDEX that year, it felt like Microsoft had made this new application just for me: Then, as now, I spent a lot of time meeting with people from Microsoft and other companies, recording their words in written form, and I would use those quotes for the basis of later articles. OneNote might have seemed superfluous to some, especially at that time, since one could simply use Word for that purpose. But I saw the genius and utility behind a tool that could be used purely for capturing and organizing the notes that would later be used—yes, in Word—to create formal articles. And I was eager to begin using it.

Se observa un programa diseñado para lidiar con borradores, a diferencia de Microsoft Word, los cuales pueden organizarse en forma de "archivadores", con pestañas, adjuntar documentos, incorporar hiperenlaces y compartir anotaciones con otros programas de Office, como Outlook y el capturador de pantalla del sistema. Sin embargo, el impacto de este programa sería opacado por otro, al terminar esa misma década, surgiendo una competencia muy fuerte, que además de presentar esas opciones, estaba directamente enfocado en la sincronización en línea y la interoperatividad con dispositivos móviles. De la mano del desarrollador ruso, Stepan Pachikov, hacemos referencia al programa EverNote, que luego de lanzado en 2008 no dejaba de ganar usuarios nuevos. Al presentarse como una aplicación sencilla, con una interfaz atractiva y que permitía labores complejas en la creación, organización y difusión de notas, EverNote tuvo un éxito sin precedentes entre los usuarios, el cual, lamentablemente, no supo mantener, al intentar diversificar su oferta, incorporando funciones que presentaban problemas técnicos y cambiando sus políticas de privacidad de un modo que preocupaba a sus propios usuarios. Debe tomarse en cuenta, además, que en los inicios de la década de 2010, Microsoft, fiel a su estilo, modificó OneNote, primero, en 2007, incorporándolo a su suite ofimática Office, luego, en 2012, sorprendentemente, lanzando su versión para Android, lo que le permitió competir con EverNote. Por otro lado, por este mismo periodo, aparecía Google Docs, luego convertida en la suite ofimática de Google, mediante Google Drive, la que inicialmente representó una fuerte competencia para EverNote, al ser un servicio de almacenamiento sincronizado de archivos en línea, con capacidades de lectura y edición compartida, introduciendo, además de esto, en 2014, Google Keep, un editor de notas simple y atractivo, si bien, con funciones más básicas que los anteriores.

Sin embargo, ya habiéndose diversificado la oferta de programas, con todo tipo de funciones, incluida la sincronización, como se mencionó, el programa que probablemente cambiaría las reglas del juego en este nicho, por las innovaciones introducidas, es Notion, que a mediados de la década de 2010, lanzaba su ambiciosa propuesta, fuertemente imbuida en el concepto de hipertexto y que actualmente, genera bastante impacto entre los usuarios, sobre todo, pertenecientes al sector de gestión empresarial. Notion lleva la idea de tomar notas a otro extremo, añadiendo nuevas funcionalidades, por ejemplo, hipervínculos entre notas y, los llamados "bloques", que permiten incrustar diversas funcionalidades a la nota, desde títulos, etiquetas, imágenes, casillas de verificación, tablas, etc., los cuales además, indexan los apuntes. Una vez lanzada esta idea, no faltó la competencia mejorada y, a finales de la década de 2010, surge Obsidian, que si bien, sigue la misma premisa de Notion, rinde un homenaje más extremo a la idea de hipertexto, permitiendo visualizar, mediante un gráfico de hipervínculos, las relaciones entre todos los apuntes generados en su entorno.

linux Captura de pantalla de la intefaz de Obsidian, con su famosa vista previa de los hipervínculos

Afrontando el desafío: mi experiencia personal

De los procedimientos anteriormente descritos, en los cuales se usa el hipertexto, ya sea de forma digital o analógica, se puede crear una división de tres usos: el uso académico, el productivo y el literario. A partir de ahora, me concetraré solo en el uso académico y productivo, tomando en cuenta, sobre todo, que yo no soy un escritor de ficción, aunque, algunas ideas surgidas de este campo serán de utilidad para este escrito, como se apreciará posteriormente.

Es interesante constatar que la vida cotidiana de una persona no necesariamente se divide, tan claramente, entre las esferas académica y productiva, es decir y, por ejemplo, el esfuerzo académico de alguien, en alguna materia del conocimiento, puede estar también dirigido a modificar la realidad, teniéndose en cuenta que todo buen proyecto es precedido de un profuso diagnóstico y, una vez implementado, sus resultados pueden crear aportes, no solo a sus propios objetivos, sino a los principios científicos en los que se basó su ejecución. Quiero citar aquí el ejemplo de los famosísimos hermanos Wright, los considerados pioneros de la aviación, cuya actividad económica, previa a sus logros aeronáuticos, era la fabricación y reparación de bicicletas, actividad productiva que no solo les proporcionó esforzadas ganancias económicas, sino también destrezas técnicas, que les permitió dar su posterior y sorprendente salto a la gloria, no solo económica, sino también científica. A las personas que los conocían, les costó años, literalmente, superar la negación de que esos "bicicleteros" habían triunfado en algo que las mentes científicas más prodigiosas de la época no lo habían hecho. Sin embargo, más allá de este bonito ejemplo, puede darse el caso de que la actividad académica o científica de un individuo sea también su actividad productiva, sobre todo, si se habla de profesores universitarios, consultores, difusores, etc. y; a la inversa, a un ejecutivo del sector productivo, si bien, le interesará aplicar las más recientes innovaciones científicas a su labor, sus mayores esfuerzos no estarán dirigidos a crear conexiones entre fuentes bibliográficas o, experimentos científicos, sino, a la gestión de recursos con el fin de obtener ganancias.

Academia

En mi caso, mi actividad académica se limita a la realización de investigaciones y escritura de ensayos en el área de ciencias sociales e historia, en el marco de mis estudios para obtener algún grado académico. En este aspecto, mis técnicas de estudio son, podría decirse, bastante convencionales, a tal punto que quedé gratamente sorprendido con los métodos de elaboración de fichas bibliográficas, basados en la idea de hipertexto, que recién conocí mientras investigaba documentos para la elaboración de este escrito, sobre todo, la técnica alemana zettelkasten. Quiero ser más detallado. Mi proceso de elaboración de una investigación se limita a crear reseñas bibliográficas de cada documento que consulto, en documentos de texto almacenados en el ordenador; luego, cuando creo que ya agoté la bibliografía del tema, descompongo esos resúmenes, clasificándolos en temas y subtemas; después, creo un nuevo texto, esta vez, organizado sobre la base de los temas abordados, declarando las relaciones entre documentos, ya sean, contradictorias o convergentes y, en este último caso, es también importante identificar las sensibles diferencias, a pesar de una coincidencia genérica; finalmente, para hacer las conclusiones, primero, me hago un mapa mental que descomponga todas las ramificaciones y relaciones del problema, que hallé con el ejercicio anterior, luego, elaboro una narración de mis hallazgos, para también aportar mis propias percepciones, con el objeto crear conocimiento nuevo respecto al tema.

Para este último proceso, el de las conclusiones, uso el fabuloso programa de código abierto Freeplane, que está hecho simplemente para crear mapas mentales. Yo sé que existen muchos programas de este tipo, los hay más nuevos y con una interfaz más moderna y atractiva, incluso para usarlos en línea, pero este, está muy bien pensado y tiene una plétora de opciones que otros no. Hay que tomar en cuenta que tiene una historia de más de una década de desarrollo.

Regresando al tema, es interesante comparar mi proceso de estudio con la técnica zettelkasten. Si bien, no hay una sola forma de usar la técnica zettelkasten, revisando sus procedimientos comunes me voy dando cuenta de cómo podrían beneficiar a mi actual forma de manejo de conocimiento. Por ejemplo, como expuse, yo resumo y comento mis documentos, en ocasiones los "traduzco" en un lenguaje más comprensible y apunto mis percepciones, luego, junto todo y lo "descompongo" con base en temas, buscando sus relaciones. En la técnica zettelkasten, a diferencia de mi procedimiento, a medida que se toman apuntes ya se los va ordenando inmediatamente, primero, de forma jerárquica, de acuerdo a su tema o subtema, juntando las notas con sus pares y, luego, se le pueden añadir metadatos, es decir, etiquetas de todo tipo que el investigador encuentre pertinente, los cuales permitirán encontrar relaciones con notas, localizadas posiblemente en una zona temática extrema. De esta forma, el autor puede visualizar instantáneamente las relaciones entre sus notas, obteniendo un hipertexto en todo su esplendor 🤩.

Hay un segundo aporte que encuentro útil en la técnica zettelkasten y, es que, el procedimiento que yo narro, lo ejecuto en cada investigación que hago, sin embargo, al ser la técnica zettelkasten, una práctica que se la usa perfectamente para el manejo de un archivo, sin importar su envergadura, podría servirme en mi caso para juntar todos mis apuntes realizados hasta la fecha y, crear un hipertexto de toda mi producción, es decir, una auténtica organización de fichas bibliográficas. Es importante mencionar aquí que esto es justamente lo que practicaba el gran sociólogo Niklas Luhmann, quien construyó un zettelkasten de alrededor de 90.000 fichas, sobre la base del cual desarrolló su prodigiosa teoría de sistemas, la cual, trasciende el ámbito de la aplicación de la sociología, al proponer, de forma muy ambiciosa, el concepto de sistema, es decir, la interdependencia de las partes que conforman un todo, como forma de comprender todas las áreas de conocimiento. El zettelkasten de Niklas Luhmann fue puesto a disposición del público de forma digitalizada.

Aquí ya podría comenzar a reflexionar respecto a qué software puedo utilizar para crear mi propio zettelkasten, pero prefiero dejar este tema para después, porque considero que puedo abordarlo luego de describir la organización de mi proceso productivo.

Productividad

Creo que las técnicas de manejo de productividad actualmente están representadas por la escritura y organización de apuntes personales; creación de recordatorios; clasificación de tareas, como se vio, ya sea basándose en su prioridad, contexto o proyectos personales; seguimiento de la planificación; manejo de agenda según calendario; etc. Sin ánimo de ser exhaustivo y, tomando en cuenta la diversidad de enfoques que existen, me parece que, ya en términos de programas de uso sincronizado entre el ordenador y los dispositivos móviles, estas funciones pueden dividirse en: libreta de apuntes; administrador de tareas, vía casillas de verificación y; calendario con funciones de agenda electrónica. Es cierto que estos desempeños, dependiendo de la técnica de organización seguida o, el programa revisado, pueden integrarse en un solo espacio o, sus prestaciones estar entremezcladas. Por ejemplo, los programas de tareas suelen venir con su propia ejecución de calendario, sin que el programa sea una aplicación de agenda, con todas las funciones que esto implica; en otras ocasiones, esta función está integrada en un programa de calendario, cuyo rol se diferencia claramente de los eventos, que se los entiende, necesariamente, como una actividad con fecha de ejecución, que puede, a su vez, agrupar tareas e incluir a más de una persona. Y, al contrario, una de esas funciones puede subdividirse más, por ejemplo, los clásicos apuntes, que son simplemente texto, pueden adquirir especializaciones como, recopilación de páginas web en forma de marcadores o hipervínculos; las propias listas de tareas, mediante casillas de verificación, que pueden surgir de los apuntes; la creación de tablas, para hacer seguimientos de todo tipo, sobre la base de varios criterios de verificación; etc.

En este ámbito productivo soy, incluso, mucho menos prolijo que en el académico. Desde que estaba en secundaria se me enseñó a manejar una agenda para organizarme, sin embargo, nunca demostré mucha predisposición a ser sistemático con mis labores, había momentos en los que usaba la agenda de forma detallada, pero, luego la olvidaba, me distraía con facilidad. Cuando estaba en la universidad, manejaba Windows 7, elaboraba notas rudimentarias en Microsoft Word, a modo de guardar recordatorios o enlaces de páginas web, luego, descubrí el widget que simulaba las sticky notes en la pantalla y, los documentos de texto creados con el bloc de notas. En el dispositivo móvil, sucumbí tempranamente a EverNote, desde mi BlackBerry, donde hacía lo mismo que mencioné anteriormente, luego, no recuerdo bien por qué, me pasé a Google Keep, donde comencé a manejar listas de compras por este medio, ya que permitía manejar casillas de verificación. Fue cuando me pasé a Linux que realmente profundicé en este tema, ya que el catálogo de programas que ofrece una distribución Linux, permite observar una gran cantidad de opciones en este sentido.

Ya en ese sistema, comencé a familiarizarme con el método Getting Things Done, el cual no conocía antes y, descubrí gracias a un programa de Linux muy llamativo, denominado Getting Things GNOME (la variación del nombre se debe a que está diseñado para ser compatible con el escritorio GNOME, para Linux). En un principio, esta aplicación aparenta ser un simple administrador de casillas de verificación de tareas, sin embargo, lo que me sorprendió fue que esas casillas podían subdividirse a su vez en otras casillas de verificación o subtareas, de forma ilimitada; además de eso, podían relacionarse tareas de cualquier rama jerárquica de las actividades, creando hipervínculos entre sí: a esto se llama hipertexto. Aquello me permitió concluir algo muy importante: que todas las actividades de la vida de una persona o, incluso de una organización, pueden expresarse en una lista de tareas, no importa cuan ilimitada termine siendo esta al final y, ante esa cantidad, estas deben organizarse de acuerdo a los métodos revisados anteriormente. Al tener correctamente jerarquizadas todas esas tareas, se obtiene una especie de "mapa" al que uno puede volver cada vez que se encuentra saturado y olvida sus prioridades, obteniendo así la información clara que le permita decidir qué hacer, en orden de obtener los resultados buscados.

Sin embargo, dos cosas me obligaron a buscar otros programas para continuar con semejante labor: primero, a los desarrolladores de Getting Things GNOME no les interesa mejorar sus mecanismos de sincronización con otros dispositivos, algo que actualmente es muy importante (si bien, tienen esta opción, se mantiene hace demasiado tiempo en una fase experimental); segundo, hace más de dos años que no se compila una nueva versión, lo cual es inaceptable, tomando en cuenta los cambios, la seguridad y la competencia. Tengo entendido que es un proyecto iniciado en 2009, que fue rescatado en 2020, ante un abandono de años, por el desarrollador Jean-François Fortin Tam. Al parecer, nuevamente atraviesan por dificultades similares. Ante estos inconvenientes, en esos entonces, no encontraba entre los programas de Linux y, con esto me refiero no solo a los vastos repositorios de una distribución como Debian, sino también a Flathub, una aplicación de programación de tareas que tenga la funcionalidad de anidar subtareas en una tarea, de forma ilimitada y, que, además, sincronice decentemente entre dispositivos. En realidad, sí existían algunas aplicaciones, pero, lamentablemente, no cumplían otros requerimientos de elegibilidad que yo exijo a los programas e, incluso, a mi sistema operativo. Inicio un paréntesis.

Trato, en lo posible y, aquí pongo un énfasis porque claramente a veces no lo es, de utilizar software de código abierto, por los motivos que expongo en la primera entrada de este blog, que básicamente se resumen en: confianza, seguridad y estabilidad. Solamente hago excepciones en casos de emergencia, las cuales suelen ser usualmente laborales. Por ejemplo, me veo en la imperiosa necesidad de utilizar la aplicación de mensajería Whatsapp y usar un dispositivo Android, debido a esto, precisamente. Luego, es muy importante para mí que el programa tenga buenas opciones de exportación y respaldo de mis datos, para que, en caso de que ese programa deje de existir, pueda exportar mi información a otro programa sin ningún perjuicio. En ese sentido, si bien, me interesan las opciones de sincronización, esta debe funcionar necesariamente sobre mi almacenamiento local, para que incluso pueda trabajar sin conexión, de ser necesario. Un programa que, además de, solo trabajar en "la nube" y, que además sea privativo o, de forma más correcta, software como servicio, levanta demasiadas banderas rojas para mí. Finalmente, prefiero programas con estabilidad comprobada y que usen Wayland por defecto, entre otras características que no vale tomar en cuenta aquí, porque son de menor importancia y, además no es bueno seguir perdiendo el foco del tema.

Regresando al asunto, estaba buscando un software de uso personal que simplemente me permita manejar casillas de verificación, esto no es algo demasiado complejo y, si bien, Google ofrece un buen programa en ese sentido, llamado Tasks y, como ya de todas formas uso los servicios de Google por necesidad, estaba dispuesto a probarlo, pero, en esos entonces no había un cliente decente en Linux (ahora ya lo hay). Las opciones privativas en Linux eran Todoist y TickTick, pero, como esto no era una emergencia, prescindí de su descarga. Un excelente servicio de código abierto basado en la sincronización en la nube es Nextcloud notes, pero, por algún motivo, igualmente, no había un cliente decente en Linux, que no sea el propio navegador. Todo apuntaba a que iba a terminar acercándome al manejo analógico de una lista de tareas, pero sin necesidad de recurrir al papel, sino mediante un administrador de notas que funcione con Markdown. Lo bueno es que esto no fue necesario, porque luego de investigar bien encontré una solución genial que me fascinó, ya que, no solo se acercaba bastante a la solución que yo buscaba, en texto plano, sino que, sorprendentemente, sobre esa base, incluso tenía funciones tan complejas como las de Getting Things GNOME. Pero, primero quiero exponer mis experimentos previos con Markdown, cuando pensaba manejar mis tareas desde un archivo de texto, con el fin de demostrar que esto no es complicado y, además, es interesante.

Markdown es un formato de texto cuyo objetivo es, primero, otorgar características de marcado (tamaño, itálicas, subrayado, tablas, etc.) y; segundo, que pueda ser leído fácilmente por humanos 😳. Los formatos de texto enriquecido, como tienen características de estilo que van más allá de los caracteres, que en sí ya son unidades de información por sí mismos (en este caso el alfabeto), necesitan anexar más símbolos a ese texto base, para indicar esas cualidades de forma. Si se mantuvieran en formato plano producirían distorsiones en su lectura, por ello, un programa que renderiza estos símbolos los formatea adecuadamente. Entonces, Markdown se propone, no solo formatear el texto, sino que aunque este no esté renderizado sea de fácil lectura.

A continuación se muestra un texto formateado con Markdown, el cual puede editarse y leerse con cualquier editor de texto, como el Blog de notas de Microsoft, por ejemplo:

## Título
### Subtítulo
Este es un ejemplo de texto que da entrada a una lista genérica de elementos:
- Elemento 1
- Elemento 2
- Elemento 3
Este es un ejemplo de texto que da entrada a una lista numerada:
1. Elemento 1
2. Elemento 2
3. Elemento 3
Al texto en Markdown puedes añadirle formato como **negrita** o *cursiva* de una manera muy sencilla.

Ahora, uno con HTML, que es el formato utilizado para crear páginas web, donde se puede apreciar, cuál es más complicado de realizar y leer:

</head>
<body>
<h2 id="título">Título</h2>
<h3 id="subtítulo">Subtítulo</h3>
<p>Este es un ejemplo de texto que da entrada a una lista genérica de elementos:</p>
<ul>
<li>Elemento 1</li>
<li>Elemento 2</li>
<li>Elemento 3 Este es un ejemplo de texto que da entrada a una lista numerada:</li>
</ul>
<ol type="1">
<li>Elemento 1</li>
<li>Elemento 2</li>
<li>Elemento 3 Al texto en Markdown puedes añadirle formato como <strong>negrita</strong> o <em>cursiva</em> de una manera muy sencilla.</li>
</ol>
</body>
</html>

De hecho, el programa que crea este sitio web, me pide que escriba esta entrada en formato Markdown y, para renderizar la página en el servidor, convierte el texto al formato HTML. El caso es que hay unos fabulosos administradores de notas personales diseñados para que esas notas sean tomadas en formato Markdown y, de ser necesario, visualizadas instantáneamente, soportando un sistema de casillas de verificación. A continuación presento un ejemplo ficticio, en formato Markdown:

**Lista de actividades 2025**

- [ ] Establecer un nuevo récord Guinness por el libro con más rechazos en editoriales del mundo:   
    - [ ] Investigar editoriales:
        - [x] Buscar editoriales conservadoras
        - [ ] Crear una base de datos
        - [ ] Hacer trabajo de campo para afinar resultados
    - [ ] Escribir el libro:
        - [ ] Investigar temas polémicos
            - [ ] Buscar en redes sociales
            - [x] Preguntar a ChatGPT
            - [ ] Revisar bibliografía
        - [ ] Crear el borrador
        - [ ] Realizar retroalimentación con editores reales
    - [ ] Registrar los rechazos:
        - [ ] Investigar sistemas de verificación
        - [ ] Implementar el sistema
  - [ ] Postular a los record Guiness
- [ ] Trabajo como ministro de educación:
    - [ ] Planificación del año escolar:
        - [x] Exigir a los viceministros que hagan el plan
        - [ ] Procesar el plan con ChatGPT
        - [ ] Enviarles las observaciones y correcciones
    - [ ] Coordinación:
        - [ ] Asistir al 20% de las reuniones
        - [x] Delegar a los viceministros

Dicha lista se renderizaría de la siguiente manera, mediante programa:

linux Captura de pantalla del programa Iotas para Linux

Ahora, esto no está mal, porque tanto en el móvil como el ordenador hay programas que manejan notas personales que procesarían sin problema esa lista: me refiero a Nextcloud Notes, en el teléfono e; Iotas en el ordenador. Actualmente, esos son mis programas predeterminados para tomar notas, sin embargo, ya no los uso para administrar mis tareas, ya que, como mencioné, encontré otro formato de texto, así como Markdown, pero especializado en tareas y, si bien, se lo puede usar sin un programa visualizador, es decir, guardando las tareas en un archivo de texto, es soportado por varios programas y puede asumir una complejidad como la del ejemplo.

Todo.txt, es un proyecto que creó ese formato y un programa que lo gestiona desde la terminal. A mí me parece genial porque además de todo, se propone conciliar el método Getting Things Done con el método Einsenhower, es decir, la gestión de tiempo, ya sea, desde proyectos y contextos o desde prioridades. El formato es el siguiente y, aclaro, nuevamente, que se puede abrir con cualquier editor de texto:

x (A) 2016-05-20 2016-04-30 Organización de semana deportiva +Deportes @Colegio due:2016-05-30
Referencias:

Componente Función
x Señal de completado
(A) Clasificación de prioridad
Primera fecha Fecha de completado
Segunda fecha Fecha de creación
Frase Descripción de la tarea
+ Etiqueta de proyecto
@ Etiqueta de contexto
due Plazo de finalización

Si transformamos la anterior lista de tareas a este formato, se vería así:

x 2024-12-01 2025-01-20 Buscar editoriales conservadoras +Guiness +Editorial @Personal
(B) 2024-12-01  Crear una base de datos +Guiness +Editorial @Personal
(A) 2024-12-01  Hacer trabajo de campo +Guiness +Editorial @Personal
(A) 2024-12-01  Buscar temas polémicos +Guiness +Escritura @Personal due:2025-02-03
(A) 2024-12-01  Buscar en redes sociales +Guiness +Escritura @Personal
x 2024-12-01 2025-01-20 Preguntar a ChatGPT +Guiness +Escritura @Personal
(A) 2024-12-01  Revisar bibliografía +Guiness +Escritura @Personal due:2025-02-28
(B) 2024-12-01  Crear el borrador +Guiness +Escritura @Personal
(B) 2024-12-01  Realizar retroalimentación con editores reales +Guiness +Escritura @Personal
(A) 2024-12-01  Investigar sistemas de verificación +Guiness +Registro @Personal
(B) 2024-12-01  Implementar sistema de verificación +Guiness +Registro @Personal
(B) 2024-12-01  Presentar verificaciones +Guiness +Postulación @Personal
x 2024-12-01 2025-01-20 Exigir a los viceministros que hagan el plan +Planificación @Trabajo
(C) 2024-12-01  Procesar el plan con ChatGPT +Planificación @Trabajo
(C) 2024-12-01  Enviar observaciones y correcciones +Planificación @Trabajo
(C) 2024-12-01  Asistir al 20% de las reuniones +Coordinación @Trabajo
(D) 2024-12-01  Delegar a los viceministros +Coordinación @Trabajo

Nótese, luego de una revisión detallada, que esa pequeña maraña de tareas y subtareas ahora se ve eficientemente clasificada, incluso sin la necesidad de renderizado de un programa. Tranquilamente, se podría manejar un archivo de texto de esa forma y ya, sin embargo, si se usa un programa para administrar ese archivo, la potencia del formato es evidente, ya que se pueden crear filtros y ordenamientos personalizados. Esta sería la vista desde el programa Sleek para Linux:

linux

Durante alrededor de dos años, utilicé ese formato para organizar mis tareas, mediante el ya nombrado programa Sleek, para un ordenador con Linux, además de la fabulosa extensión para el escritorio GNOME y; para el móvil, Simpletask, mediante un archivo sincronizado por NextCloud. Pero, lamentablemente, dejé de usar ese formato, debido a que el desarrollador de Simpletask decidió abandonar su proyecto y, si bien, apareció otra aplicación para Android denominada ntodonxt, cuando la probé tenía serios problemas con la sincronización de Nextcloud (no sé si a la fecha esto se habrá resuelto). Por suerte, apareció el programa Errands (en español, Recados), que ahora tiene una excelente compatibilidad con la aplicación nativa para manejo de tareas de Nextcloud, mediante la extensión del protocolo HTTP, WebDAV, bajo el estándar CalDAV, que también tiene compatibilidad con Google Tasks y Todoist. Esto, en el caso del ordenador, bajo el sistema operativo Linux. Para Android, encontré la fabulosa aplicación Tasks, compatible con la sincronización de Nextcloud. Además de esto, mi administrador de correo electrónico, Mozilla Thunderbird, es compatible con este formato. Finalmente, el estándar CalDAV, al igual que Todo.txt, es plenamente compatible, tanto con el método Einsenhower como con Getting Things Done.

Finalmente, el software que utilizo para mi "productividad personal" es el siguiente:

Función Linux Android
Notas Iotas Nextcloud notes, Quillpad
Tareas Errands Tasks
Calendario Mozilla Thunderbird; GNOME Calendar Google Calendar

El efecto Notion

Como mencioné al inicio de esta entrada y, de acuerdo a lo que descubrí mientras investigaba para escribir estas líneas, si bien, Notion está transformando la oferta de aplicaciones para escribir y organizar notas personales, profundizando el concepto de hipertexto, esta idea en realidad no es novedosa y se llevó a cabo ya en la década de 1980, a través del programa NoteCards. En este apartado quiero identificar correctamente la manera en la que estos cambios pueden afectar de forma positiva la ofimática de las personas, luego, de forma negativa y, finalmente, cómo estoy encarando estas novedades en mi vida personal.

La idea

De acuerdo a lo que se expuso en el apartado de programas para tomar notas, es decir, de manera digital, la propuesta de Notion se basa en: diversificar la forma en que se toma apuntes, a partir de la introducción de más funciones automatizadas; luego, profundizar en la interrelación de esos textos, manejándolos como un auténtico hipertexto o, si se quiere, una wiki, no necesariamente comunitaria, si se permite este abuso semántico con el propósito de hacer comprensible el concepto (por definición, toda wiki es colaborativa) y; finalmente, la creación de un entorno cerrado, cuasi autosuficiente, que rivaliza, incluso, con el sistema operativo. Profundicemos en esto último: un sistema operativo es más que un conjunto de programas, es también una base de servicios que permite a los programas interactuar con el hardware; en ese sentido, si bien, Notion, está lejos de considerarse un sistema operativo, su idea de prescindir, en lo posible, de programas externos a su entorno, podría derivar en el largo plazo en la propuesta de un sistema operativo propio o, incluso, en una influencia de este enfoque en los sistemas operativos tradicionales, como Windows, Linux y macOS. Notion y programas similares, podrían estar apuntando a convertirse en un nuevo sistema operativo, mientas que los sistemas operativos tradicionales, en respuesta, podrían adoptar las ideas de interdependencia de funciones, de Notion, desde el administrador de archivos, neutralizando así estas ambiciones.

El impacto positivo de esta tendencia podría ser, eso justamente, es decir, que a un segmento importante de la población le beneficiaría esta profundización de la función de hipertexto en el sistema operativo; sin embargo, el aspecto negativo sería el aprovechamiento inescrupuloso de las compañías detrás de estas ideas, a partir de la creación de una excesiva dependencia de los usuarios a su entorno cerrado, privativo y automátizado. Esto último, ya es llevado a cabo de manera similar por el denominado "ecosistema" Apple, que pone trabas a la interacción e interoperatividad con hardware y software de otras compañías.

En lo que a mí respecta...

De acuerdo a lo que expuse en la sección de programas de mi uso personal, no hay forma de que adopte Notion, de forma voluntaria en mi vida diaria, debido principalmente a que no tiene una licencia de código abierto; además, no trabaja sobre la base de una copia local de los datos personales y el trabajo sin conexión es limitado; por último, hay serias dudas de la comunidad respecto al manejo transparente de datos personales por parte de la compañía. Hay buenos ejemplos respecto a esto: hace unos años, una influencer, de nombre Harshibar, que construyó su éxito en redes sociales a partir de consejos de productividad, basados principalemente en Notion, publicó un video en el que, de forma sorpresiva, se mostraba preocupada respecto a la seguridad de sus datos personales almacenados por Notion, ya que el servicio no ofrecía cifrado de extremo a extremo y; es lamentable constatar que, a pesar de esos reclamos, la situación continúa siendo la misma actualmente. Además, Notion no tiene un cliente oficial para Linux.

La competencia de Notion, realiza una mejor labor en este sentido, por ejemplo, Obsidian, permite trabajar con una copia local de los datos personales y, además, ofrece cifrado de extremo a extremo; el problema, en mi caso, es que Obsidian no está construido bajo una licencia de código abierto, aunque tiene un excelente cliente oficial para Linux. Afortunadamente, existe una aplicación, competencia de Notion, que suele calificarse como una aproximación intermedia, precisamente entre Notion y Obsidian, que no solo es de código abierto, sino que permite trabajar sobre copias locales de los datos personales, ofrece cifrado de extremo a extremo y tiene dos excelentes clientes para Linux: hago referencia a Anytype.

Hace unos días ejecuté la versión AppImage de Anytype para Linux, con la intención de probar y, siendo sincero, me resultó un poco "asfixiante", claramente tiene su curva de aprendizaje. Esta nueva forma de programa "navaja suiza" de notas, tiene demasiadas opciones que así, de forma intuitiva, cuesta decidir para qué utilizar. Y, ciertamente, no soy la única persona que piensa o se siente así: en el siguiente video, el influencer de productividad, Matthew Gira, explica las razonas por las que considera que Notion no es una herramienta para todas las personas, especialmente, para aquellas que tienen escasas habilidades digitales, recomendando programas más amigables y directos para estos casos; lo mismo sucede en este podcast, para usuarios de Linux, en el que los participantes argumentan que Obsidian les resultó abrumador y sugieren herramientas menos complejas para manejar sus notas personales.

Tomando en cuenta todas estas cuestiones, sin embargo, todavía no me cierro 100% a la ídea de usar Anytype, aunque primero, quiero explorar otras posibilidades. Antes de tener la oportunidad de probar Anytype, investigué Notion y Obsidian y me percaté que sus funciones no eran tan trascendentales en mi día a día y que, en caso de necesitarlas, podía emularlas, de forma similar, con herramientas ya existentes en mi sistema operativo. Primero, si alguien usa estos programas de "gestión del conocimiento", para lograr organizar sus archivos personales de forma significativa y consistente a sus proyectos, los sistemas de organización de archivos del ordenador existen desde antes de surgir estos programas. Hay dos videos muy interesantes respecto a esto, hechos por influencers a los que yo mismo sigo en mi día a día: el primero, de Lea David, muestra, desde un ordenador con Microsoft Windows, la forma en la que ella organiza sus archivos personales y laborales; luego, Jeff Su, expone su propio sistema, pero desde Google Drive. Personalmente, no sigo al pie de la letra estas recomendaciones, sobre todo en lo relacionado con el nombramiento de archivos, con fecha de creación o modificación, porque, esos metadatos ya están grabados en los archivos por el sistema, de forma automática, considero, por tanto, que esto es hacer doble esfuerzo y, el buscador de los escritorios Linux es lo suficientemente potente para encontrar esa información cuando se la solicita. Por otro lado, lo que me parece esencial en estas recomendaciones es que la organización de las carpetas y archivos mantenga una correspondencia con la lista de tareas personales, sobre todo, con los contextos y proyectos, para no perder la vista general de todos esos propósitos.

Segundo y, sin embargo, algo que se perdería aquí, incluso a pesar de la buena organización de los archivos, es la idea de hipertexto. Recordemos que el hipertexto está representado por la interrelación de las partes con el todo, lo que genera un sentimiento de casi omnipresencia, de control, de cada aspecto de nuestra producción. Las aplicaciones tipo Notion, proporcionan esa experiencia de un modo más intenso que el descrito anteriormente. Por ejemplo, en la página de inicio de mi libreta de anotaciones podría estar mi lista de labores personales, clasificadas por tareas y subtareas, contextos y proyectos y, jerarquizadas por prioridades. Lo que este tipo de programas permite hacer, siguiendo el ejemplo, es convertir cada eslabón de ese esquema, en este caso, la representación de las actividades, no solo en un simbolismo de mis objetivos, sino, literalmente, en un enlace a las actividades que dan forma a esa labor. Al dar clic en cada una de esas ramas, el programa reunirá a todos los archivos del ordenador (notas, tablas, archivos de imágenes, planificación de la agenda, etc.) que estén vinculados a ese propósito.

Cuando fui consciente de eso, me pregunté, seriamente, hasta qué punto necesitaba que todos los archivos de mi ordenador formen parte de un hipertexto. Es decir, entiendo la idea y sospecho que a varias personas esto les es útil. Me imagino el ejemplo del gerente comercial de una gran empresa, cuyas labores deben señirse, "milimétricamente", al detallado plan de acción establecido desde los mandos superiores. En ese caso, parece una muy buena idea convertir todos los archivos del ordenador en un hipertexto, armado además, alrededor de un esquema central, para que ninguna acción personal se desvíe de la meta, a causa de una distorsión de la focalización, tomando en cuenta el flujo de información, no solo laboral, sino, personal, que transita por los dispositivos de esa persona. Si bien, en mi caso, me hallé en situaciones en las que mi flujo de actividades aumentaba en cantidad y dificultad, esto sucedió solo por momentos y, superé tales obstáculos sin necesariamente convertir mis archivos personales en un hipertexto.

Volviendo a la idea, si la organización de archivos personales es todavía confusa, el administrador de archivos del sistema, algunos editores de texto simple y, todos los procesadores de texto enriquecido, permitirían resolver este problema. Una opción es crear accesos directos a archivos prioritarios del sistema, en la carpeta personal o subcarpetas principales. El administrador de archivos Nautilius, en Linux, permite asignar una seña a archivos y carpetas que el usuario considere importantes para que se presenten en una sección permanente del programa. Por otro lado, si realmente se considera necesario vincular varios archivos a un esquema general o parcial, de las actividades del usuario, se puede crear un archivo de texto, como se mencionó, ya sea simple o enriquecido, al que se le agreguen hiperenlaces dirigidos a otros archivos. Por ejemplo, tanto Microsoft Word y LibreOffice Writer permiten hacer eso con sus archivos de texto. Luego, editores de texto, como Apostrhophe, que además, están enfocados en Markdown, también permiten crear archivos con hipervínculos a archivos externos, que fungirían como índices o mapas generales dentro las carpetas de proyectos. Esta última opción es la que yo personalmente usaría para diferenciar estos archivos, con propósitos de indexación, del resto de archivos, con extensiones más comúnmente usadas en el día a día.

Finalmente, explorando programas que toman notas en formato Markdown en Linux, descubrí uno que me llamó poderosamente la atención: se llama Zetrlr y, además de permitir tomar apuntes de una forma tradicional, tiene la opción de convertir esos apuntes en un zettelkasten, literalmente. El programa tiene una función llamada zettelkasten, mediante la cual se añaden metadatos a las notas, que a su vez, son hipervínculos que ordenan y jerarquizan los textos. Este programa, me parece que fuera un intermedio entre los programas para tomar notas que uso actualmente y, programas tipo Notion, como Anytype, en el entendido de que si bien, permite convertir las notas en un hipertexto, lo hace de una forma menos compleja de aprender.

Al momento que estoy escribiendo esta entrada no exploré en profundidad y, de forma sostenida, Anytype o Zetrlr; probablemente, cuando tenga tiempo lo haga y, a pesar de todas esas consideraciones anteriores, no me cierro a la posibilidad de terminar adoptando alguno. Me llama la atención, la posible creación de un hipertexto que "una" mis proyectos personales con los laborales, o mi ámbito productivo con el académico y, verificar si puedo encontrar relaciones útiles entre todos esos aspectos de mi vida.

Para finalizar, volvamos a la ficción 🧙‍♂️

Como se pudo apreciar en esta entrada, la realidad es tan compleja que para entenderla se crearon muchas técnicas de estudio a lo largo de la historia, las cuales, nunca fueron suficientes y fueron reinventadas constantemente. Esto no cambia en nuestros días y, somos testigos de cómo estas propuestas se llevan a cabo a partir de los sistemas informáticos, principalmente. En ese sentido, la idea de hipertexto, concebida desde la literatura como una penetrante ficción o, puesta en práctica, de manera esforzada, desde la archivística, a pesar de las limitantes del papel como soporte informático principal de la época, se presenta ahora de forma hegemónica desde las tecnologías de la información para gestionar el conocimiento compartido. Sin embargo, en paralelo, amenaza esa hegemonía la hipermedia, desde la propuesta de la realidad virtual o metaverso, que si bien, ahora constituye todavía una ficción, bien podría jugar un papel protagónico en el futuro, en parte, gracias a los siguientes avances en cuanto a inteligencia artificial.

Volviendo al foco del tema, hay cuestiones muy profundas que deben analizarse para evaluar cuál es el rol del hipertexto en nuestra vida cotidiana y, para lograr eso, quiero volver a los cuentos de Borges, aquellos considerados precursores del concepto de hipertexto. Anteriormente, yo, ponía en duda el postulado de que Borges no produjo una ficción hipertextual por las limitaciones tecnológicas de su época y, aunque, claramente, Borges presenta esta idea como una genialidad, también la retrata como propensa a la incomprensión e, incluso, al desdén. El hecho de que este tipo de literatura, una vez superadas las limitaciones tecnológicas, gracias a los ordenadores modernos distribuidos masivamente en la sociedad, no haya sido exitosa, en comparación a otros géneros, digamos, más "clásicos" o, innovaciones bajo el concepto de hipermedia, probablemente refuerza la idea de que Borges no encontraría, incluso ahora, esta idea como buena. Como se mostró, el hipertexto parece apropiado más bien para el ámbito académico y productivo y, esto queda demostrado por el hecho de que, más que haber fantaseado con ello, se lo haya implementado, al menos desde el ámbito de la bibliotecología, donde el zettelkasten alemán, un claro hipertexto en formato escrito, fue llevado a cabo en una etapa pre-digital, basándose en una tradición que ya venía aproximándose a esta idea, al menos desde la Ilustración. Esta técnica fue llevada a su extremo, en el siglo XX, además, de forma analógica, por el sociólogo Niklas Luhmann, de cuyos ejercicios surge su teoría de sistemas, la cual, debe ser analizada con merecido cuidado.

Recordemos que el personaje Ts'ui Pên, en el cuento de Borges, se había propuesto crear un relato que demuestre las bifurcaciones del tiempo y, no así del espacio, como inicialmente se creyó, lo que devenía en textos que representaban un enjambre de posibilidades, de sucesos y, personajes, que enredaría la comprensión de la mayoría de las personas. Pues, el zettelkasten de Niklas Luhmann, probablemente, es uno de los ejercicios reales que más se acerca a ese objeto fantástico, pero en este caso, Luhmann, no se propuso representar las bifurcaciones del tiempo, al modo de la fantasía de Borges, que probablemente tomó está idea de sus lecturas de la teoría de la relatividad, sino, la causalidad circular o autopoiesis. La pregunta que surge aquí, luego de hacer esa descabellada comparación entre la labor de un personaje ficticio y uno real, es, ¿hasta qué punto la construcción de este conocimiento sistemático, en el mundo real, desemboca en un desenlace similar al ocurrido en el cuento? Debe recordarse que, en el cuento, el objeto creado por Ts'ui Pên, a pesar de ser incomprendido, es de una mística increíble, ya que probablemente se apropia del devenir real, que, para este caso ficticio, sería el desenlace del cuento.

Este es un debate filosófico antiguo: ¿hasta qué punto las ideas humanas corresponden con la realidad, sin intervención de los sesgos ligados a la naturaleza de su percepción? Tomando en cuenta que la lógica humana es una lógica, históricamente construida, además, sobre la base de las percepciones previas de otros y, los sentidos, están limitados por nuestra fisiología (recordemos que los sentidos de otros seres son más agudos), el conocimiento se construye con alguna correspondencia a la realidad y, esa correspondencia, por definición, es imperfecta, ya que la mente del sujeto nunca será el objeto, sino elementos distintos. Y si bien, hay objetivos que con la acumulación de agudas observaciones, sumadas a una voluntad de hierro, pueden llegar a materializarse, sin embargo, también hay casos que nos muestran cuan alejados estamos de comprender ciertas cosas. Quiero citar, como ejemplo del primer caso, al alunizaje acontecido el 20 de julio de 1969, por la misión Apolo 11 y; como muestra del segundo, a los problemas que representa la mecánica cuántica para el conocimiento físico que permitió, precisamente, el logro del primer ejemplo.

Creo que con el hipertexto pasa algo parecido, si bien, es un constructo humano de lo más útil, fantasías como las de Borges pueden estarle otorgando una proporción que no le corresponde en la realidad. En este sentido, podemos modificar la anterior pregunta de la siguiente manera: ¿en qué medida un hipertexto construido de forma personal o, incluso, de forma colaborativa, llega a reflejar la realidad, sin distorsionarla con elementos propios de la historia personal y colectiva? Ante ese cuestionante, me parece que la frase que acuñó el psicólogo Serge André para describir una novela que había escrito, basándose en su propia vida, arroja cierta luz:

"[la novela es] autobiográfica al cien por ciento, pero con novecientos por ciento de ficción".

Descripción que la escritora Natalia Zito, autora de la fuente de donde extraje la frase, interpretaría de la siguiente forma, con el objetivo de reflexionar sobre el proceso de escribir:

Si hay alguna posibilidad de pensar la potencia de la escritura, yo la ubicaría ahí: en ese novecientos por ciento, en esa operación que es un poco oficio, un poco juego y algo de traición, que implica tergiversar los recuerdos, exagerar, distorsionar e inventar. La función salvadora de la escritura está en la renovación del lenguaje. Parafraseando a Pizarnik, en el barco que parte del autor, llevándoselo.

Mi intención al insertar aquí estas citas no es negar la posibilidad del planteamiento de un conocimiento científico útil, sino, proponer que es bueno aceptar las limitantes que impone la realidad a esas ideas, que al fin y al cabo, son constructos humanos a los que suele catalogarse como "objetivos", así, sin una pizca de humildad e, incluso por sus propios autores 🥹. Y para el caso de la generación de un hipertexto descomunal, con ramas académicas, productivas e incluso literarias, esto aplica a la perfección: hay aspectos de la realidad que se pueden controlar y otros que no y, creo que la clave está en identificar ambos. En ese sentido, por más ramificado que esté ese mapa de tareas y, elaborado sobre la base de horas de racionalidad sistemática, podrá, quizás, ser útil a ciertos logros, pero, al no ser "objetivo", necesariamente, tarde o temprano, arribará la improvisación y quizás, incluso, el caos y, esto está bien, es inevitable, desde siempre y, tal vez, para siempre. Por ello, el sabio Epicteto escribió: "no te inquietes por lo que no depende de ti".

Así, podría instalarme Anytype u otra aplicación tipo Notion y, crear el zettelkasten más grande del mundo, pero ello no impediría que lo tome como lo que realmente es: un buen y, noble intento más, una pequeña perspectiva añadida sobre el infinito, una, insignificante... ficción.

De Word a Writer: la batalla del software de oficina

word-writer Imagen generada con Playground AI de acuerdo sus condiciones

Hace varios años, mientras utilizaba Microsoft Windows, en su versión 7, como mi sistema operativo y, Microsoft Word, como procesador de texto avanzado, comencé a escribir una tesis de maestría en historia. En medio de esa labor, se me ocurrió la brillante idea de complicarme más la vida y realizar un cambio de editor de texto, en favor de LibreOffice Writer y, poco tiempo después, me sentí aún más intrépido y me atreví a dar el siguiente salto, que es, migrar de Windows a Linux.

En ese mismo instante, negros nubarrones arribaron por el horizonte, dejando claro que lo establecido había sido desafiado ⛈️. Esos malos augurios, anticipaban bucles infinitos de instrucciones incomprensibles para el ordenador, frustrantes bloqueos y tiempo perdido.

Si bien, la experiencia no fue así de agitada, evidentemente, algo de drama hubo. Como toda transición, cambiar de herramientas de trabajo no es fácil, pero si la migración es necesaria y sirve para mejorar la labor, pues vale la pena el sacrificio y, creo que en este caso, las adversidades fueron provechosas. Mientras sucedía aquello, rondaban en mi mente ciertas reflexiones, primero, sobre las curiosas diferencias entre programas y, luego, respecto a las dificultades de compatibilidad entre formatos, que se me presentaban. Una vez concluida la elaboración de mi tesis, decidí reunir esos pensamientos en este lugar 🙂️.

El escrito explora brevemente la historia de la rivalidad entre los programas de oficina de Microsoft y sus variantes de código abierto, lideradas inicialmente por OpenOffice.org; luego, describe las consecuencias concretas de esa disputa, expresadas, de cara al usuario, en los problemas de compatibilidad de formatos entre programas editores de texto; a continuación, revisa problemas concretos a los que me enfrenté durante el proceso de migración de Microsoft Word (a partir de ahora, se lo nombrará, simplemente, como Word) a LibreOffice Writer (en adelante, Writer); e incluso, respecto a las herramientas bibliográficas de estos programas, evaluando mi decisión final de utilizar Zotero, en vez de esas extensiones nativas.

¿Es la suite ofimática de Microsoft la mejor del mercado?

Esta es, claramente, una pregunta que solo puede ser respondida a partir de las necesidades y percepciones de cada individuo y, tal es la manera mediante la cual yo aquí reacciono ante este tema. Sin embargo, es importante dejar claro que esta no es solo una cuestión de las características técnicas de un programa respecto a otro o, su costo, sino que hay mucho de marketing de por medio, además de un contexto histórico por detrás.

Estamos en una época en la que, debido al nivel de especialización requerido en diferentes profesiones y actividades, necesitamos minimizar costos y esfuerzos para que los procedimientos que realizamos nos permitan alcanzar más rápido y fácilmente nuestros objetivos. Y en el caso de la suite ofimática, entiéndase programas básicos de oficina, como un editor de textos complejos, administrador de hojas de cálculo, creación de diapositivas, etc., no hay excepción. Ante esta situación, es conocido que Microsoft hizo un excelente trabajo posicionando en el mercado su paquetería de oficina y su sistema operativo, a tal punto que el Gobierno norteamericano se vio en la obligación de plantearle una demanda antimonopólio a finales de la década de 1990; pero esa es otra historia. Es importante constatar que, en ese sentido, estamos acostumbrados a nombrar, por ejemplo, a Word, casi como sinónimo de programa manejador de texto; en realidad, incluso hay personas que no saben que existen otras opciones.

El tema es que, existe una fuerte tradición alrededor de Word, es decir, las personas ya están acostumbradas a su funcionalidad y, por otro lado, su interfaz es, evidentemente, atractiva y moderna en comparación al resto de las opciones. Entonces, era de esperarse que, Microsoft, fiel a su estilo, saque ventaja de esto y, en gran medida, a expensas de sus usuarios. Primero, está el hecho de que Microsoft Office no es gratuito, sino que requiere una poco barata licencia de funcionamiento, que sumada a la del sistema operativo en sí, representa un presupuesto no accesible para todos. Por otro lado, a partir de finales de la década de 2000, el software de Microsoft comenzó a crecer respecto al espacio ocupado en disco, además, requiriendo más recursos de hardware, los cuales, si bien, se justificaban de cierta manera por el desarrollo de los nuevos equipos en cuanto a potencia, en contraste, dichos cambios estaban más relacionados con el nuevo auge de la economía de datos, es decir, el tráfico de la información personal de los usuarios, que con mejoras meramente técnicas. En ese sentido, si nos concentramos solamente en Word, como un editor de texto, si bien, atractivo y familiar, en otro sentido, comienza a generar dudas respecto a si está sobrevalorado, tomando en cuenta su precio, requerimiento de recursos y poca transparencia respecto a su política de privacidad en cuanto a los datos de los usuarios.

A esta valoración debe sumarse que las alternativas al software de oficina de Microsoft son varias y, muy buenas, a decir verdad. Por tema de prioridades, me concentraré solamente en tres opciones, que a mi criterio actualmente son las más destacadas del mercado, como alternativa a Microsoft Office. Me refiero a la paquetería de oficina de LibreOffice, a cargo de The Document Foundation; OnlyOffice de Ascensio System SIA y; finalmente, la suite ofimática en línea de Google, asociada a su espacio de almacenamiento Drive, entorno antes llamado Docs, pero que cuya denominación ahora solo hace referencia al procesador de texto de Google. Una transición de nombres algo confusa a decir verdad, porque al final, no se sabe como nombrar a estas herramientas de oficina; aquí en adelante se le dará el nombre de suite ofimática de Google. El orden en el que dispongo estas herramientas al citarlas, representa para mí, también, la valoración que les doy en mi uso personal.

LibreOffice, es la heredera mejorada de la mítica OpenOffice.org, que probablemente fue el primer intento histórico serio de presentar, desde el ámbito del código abierto, una alternativa a las herramientas de oficina de Microsoft. De las opciones nombradas anteriormente, es la más completa en términos de funciones y además la más consolidada, al contar con casi 40 años de desarrollo, si se toma en cuenta las bifurcaciones anteriores sobre las que se sostiene el proyecto, cuya etapa propia tiene poco más de una década. En comparación y, posiblemente como desventaja, se adapta de manera más lenta a los cambios del mercado; además que, en muchos casos, no es tan intuitiva y requiere de mayor esfuerzo del usuario encontrar la manera de utilizar sus herramientas. Actualmente, esta herramienta es gratuita, aunque tiene una versión de pago, denominada LibreOffice Enterprise y, está disponible para instalarla en Windows, macOS y Linux.

La ventaja de OnlyOffice sobre LibreOffice, en general, es que permite hacer ediciones en línea, además de tener un programa de escritorio muy calificado, presentando asimismo una opción de pago que la convierte en un rival muy competente, incluso, ante la suite ofimática de Microsoft, que también opta por ello desde su versión Office 365, además de su tradicional instalación local. Sin embargo, sus funciones no son tan completas como las de LibreOffice y Microsoft. El software de oficina en línea de Google Drive también es básico, pero tiene la ventaja de que puede usarse desde un navegador en todos los sistemas operativos, mientras que en ChromeOS y Android, que al ser sistemas operativos propios de Google, presenta la opción exclusiva de trabajar sin conexión y sincronizarse con la cuenta del usuario, al retomarse el vínculo con la red. Vale apuntar aquí que las herramientas de Google, mayormente, no son de código abierto, aunque son gratuitas y cuentan con una accesibilidad insuperable.

Finalmente, otra importante ventaja de OnlyOffice y Google Drive sobre LibreOffice, es la mejor compatibilidad con documentos DOCX, que son los documentos de texto nativos sobre los que trabaja oficialmente Microsoft Word. Característica muy importante si se toma en cuenta que este es el formato hegemónico en el mercado de documentos de texto avanzado. Sin embargo, considerando que hace ya bastante tiempo estas herramientas representaron una buena competencia para LibreOffice, este programa buscó, de manera deliberada, una mejoría y, en ese sentido, actualmente la compatibilidad de Writer con este formato es también buena, como mostraré a continuación.

Microsoft y su búsqueda del dominio sobre la interoperatividad de formatos

Al hacerse con el mercado de procesadores de texto, Microsoft, de manera extremadamente astuta, eligió, como formato propio de archivo, el denominado DOC, que trabaja bajo la extensión del mismo nombre, es decir, .doc. No es necesario aclarar que esta implementación es cerrada o privativa, en el entendido de que se desarrolla en el marco del secreto institucional de Microsoft y, su documentación, no fue publicada hasta hace poco tiempo, además de ejecutarse en formato binario, por lo tanto, los otros procesadores de texto no podían trabajar de forma interoperativa con este formato. Después de la creación del formato Open Document Text (ODT), que está representado con la extensión .odt, inicialmente bajo el procesador de texto de OpenOffice.org (proyecto ahora bifurcado entre LibreOffice y Apache OpenOffice), se percibió una mejora drástica de la compatibilidad entre los distintos programas ofimáticos del mercado, así que, en la primera década del 2000, el Comité de Telemática entre Administradores (TAC en sus siglas en inglés), con el apoyo de la Unión Europea y gobiernos de distintos países, que habían establecido en sus normativas la necesidad de trabajar con formatos de texto abiertos, presionaron a Microsoft para que se adhiera a los estándares abiertos o, al menos, publique los detalles técnicos que permitan trabajar con sus formatos propietarios, esto tomando en cuenta su posición casi monopólica en el mercado. Microsoft, aparentemente, cedió en este frente, primero, publicando documentación técnica que permita a otros procesadores de texto trabajar con su formato DOC (y el resto de extensiones de su suite ofimática: .xls, .ppt, principalmente). Luego, sorprendentemente, aplicaría una versión propia del estándar abierto Office Open XML (OOXML), a un nuevo formato denominado DOCX, bajo la extensión .docx, pero por supuesto, no de una manera estricta y transparente, como se esperaría, sino adaptado con extensiones privativas, que siguen impidiendo actualmente una conectividad fluida con otros procesadores de texto.

Bueno, pero, en términos prácticos ¿cuáles son las consecuencias técnicas de toda esta historia de versiones y licencias y la reciente postura del Microsoft?, es decir, al momento que se intenta exportar un documento de texto del formato ODT a DOCX, por ejemplo o, viceversa. Recientemente, me hice una idea muy clara del problema. Obviamente, los procesadores de texto trabajan mejor en su formato nativo, ODT, en el caso de LibreOffice; curiosamente, OnlyOffice trabaja con DOCX, de forma predeterminada, de una manera mucho más fiel al estándar abierto OOXML y; finalmente, Google Office maneja su propio renderizado en línea que puede exportarse a varios formatos. El problema es que ninguno de estos procesadores, al exportar un trabajo al formato DOCX, de Microsoft, logra generar un documento que, al abrirse con Word, sea exacto en cuanto a diagramación, sobre todo si el documento es extenso y con características complejas, ni siquiera OnlyOffice, que, como se mencionó, trabaja con este formato también de manera nativa. Esto significa que no puede lograrse una similitud, caracter a caracter, es decir, en la ubicación de las letras asignadas en el espacio de papel virtual del programa.

Entonces, ¿existe alguna solución para exportar de manera fiable un documento DOCX generado en otro procesador de texto, tomando en cuenta la posición hegemónica de Microsoft en el mercado y que, como consecuencia de aquello, varias instituciones exigen documentación oficial en ese formato? De acuerdo a lo que pude explorar, existen soluciones bastante cercanas a la equivalencia, aunque claro, no llegan a ser perfectas y además requieren cierto esfuerzo adicional del usuario. Claramente, Microsoft "jugó bien sus cartas" en su búsqueda del monopolio y, de manera demostrable, trata de hacerle la vida imposible, desde su posición influyente en el mercado, a aquella ilusa persona que no quiere o, no puede, usar sus productos.

La primera solución, creo que es la más adecuada y, consiste en cambiar de enfoque en la búsqueda de la compatibilidad inter-formato. ¿A qué me refiero con esto?, a que, en vez de buscar una equivalencia de caracteres y espacios, entre extensiones, es mejor configurar, adecuada y detalladamente, los estilos de párrafo y caracteres predeterminados del documento, es decir, definir bien su función (nivel de titulación, tipo de párrafo, tipo de interlineado, medidas y especificaciones de salto de párrafo y salto de página, etc.). Si esto se configura correctamente, por un lado, la correspondencia de caracteres y espacios entre el formato de origen y de conversión, no necesariamente será equivalente, sin embargo, la disposición del texto no se verá de forma incorrecta o mal acomodada, que al final de cuentas es lo más importante.

Voy a dar un ejemplo para explicarme mejor. Las normas APA, concretamente, establecen que cada capítulo del escrito debe hacerse al inicio de una nueva página. Entonces, en Writer, se configura que el título de Nivel 1 tenga este comportamiento automático o, en otras palabras, se dispone un salto de página antes del título de cada capítulo. Se selecciona el estilo correspondiente al título de primer nivel o, se crea uno, se da clic derecho, se presiona en Nuevo o Editar estilo ▸ Flujo de texto ▸ Saltos y, ahí se activa Insertar, Tipo: Página; Posición: Antes. Luego, el título de Nivel 2 puede configurarse para que se mantenga unido al párrafo posterior inmediato, en este caso, en estilo Cuerpo de texto. Esto se logra ingresando a Nuevo o Editar estilo ▸ Flujo de texto ▸ Opciones de división y, se activa la función Mantener junto al párrafo siguiente.

De esta manera, cuando la cantidad de líneas de la hoja queden dispuestas de manera tal que, en el caso del título de Nivel 2, esté localizado en la última línea de la hoja, lo cual es incorrecto para la diagramación deseada, el programa automáticamente establezca que se pase a la siguiente hoja y, se mantenga junto a su párrafo de desarrollo. En el caso del título de Nivel 1, esto incluso es más radical, ya que sin importar la posición de párrafo en el que se lo invoque, siempre iniciará en una nueva hoja. Esta determinación es extremadamente útil para la compatibilidad entre formatos, porque si se establece esta regla en el formato ODT, por ejemplo, cuando se lo exporte a DOCX, si bien, como ya se mencionó, los párrafos no se verán idénticos en cuanto a disposición, sin embargo, el nuevo documento no presentará incongruencias de diagramación como las mencionadas. Usualmente, al encontrarse esta mala disposición de títulos, la mayoría de los usuarios realiza saltos de línea manuales y justamente son esos los que tienden a no exportarse bien de un formato a otro. Además de esto, existe buena compatibilidad de características complejas como índices, comentarios e incluso control de cambios.

A continuación, a modo de ilustración, muestro una captura de pantalla de la misma hoja, primero, renderizada por Writer en formato ODT y, segundo, renderizada por Word en formato DOCX, exportado desde ODT:

ODT Captura de pantalla de documento ODT

DOCX Captura de pantalla de documento DOCX, importado de ODT

Como puede apreciarse, la ubicación de caracteres no es exacta, en este caso, Word decide trasladar la nota número 3 a la siguiente página, por ejemplo, mientras que Writer la mantiene en la primera; sin embargo, debido a las configuraciones de estilos realizadas, de ninguna manera habrá incongruencias de diagramación como las mencionadas anteriormente.

El segundo enfoque, teóricamente, apuntaría a buscar la exactitud del diagramado, pero, creo que no se debe esperar demasiados avances en esa dirección, ya que, como se expuso anteriormente, Microsoft, de manera deliberada, quiere boicotear los intentos de interoperatividad fluida con su formato privativo. Un primer esfuerzo para lograr esto lo constituye la creación del formato Rich Text Format o formato RTF. Este tipo de documento fue creado por la misma Microsoft en la década de 1980 y, precisamente, estaba destinado a la compatibilidad de los sistemas. En mis pruebas personales constaté que al exportar en este formato, concretamente, desde un documento ODT, la equivalencia de los caracteres puede llegar a ser bastante buena; sin embargo, al hacerse el documento más grande y tener características más complejas, como notas al pie y varios niveles de titulación, el resultado puede llegar a ser peor que el anterior. Esto se debe, probablemente, a que a partir del año 2008, de manera previsible, Microsoft dejó de mantener este formato, siendo la consecuencia directa que varias de las características implementadas a partir de 2010, en los documentos DOCX, ya no eran compatibles en RTF. En otras palabras, este es un formato que si bien, todavía constituye la forma más cercana de mantener una equivalencia en la disposición de un documento de texto exportado a Word, sin embargo, tiene los días contados al ya no poseer soporte oficial. Recomiendo además, encarecidamente, no trabajar sobre documentos RTF y solo utilizarlos para exportar documentos creados con el formato nativo del procesador de texto utilizado. Tuve experiencias desastrosas experimentando con este formato, que a fin de cuentas, solo es un soporte de exportación.

Una segunda forma de buscar la equivalencia total sería trabajar con el formato ODT, directamente en todos los procesadores de texto, el cual es aceptado tanto por Word, como por Google Docs y OnlyOffice; sin embargo, la interoperatividad de este tipo de documento, es, irónicamente y, a pesar de ser una extensión abierta, no tan buena.

Actualmente, creo que lo mejor que se puede hacer es simplemente utilizar la herramienta nativa de exportación de LibreOffice, de ODT a DOCX. Además de aquello, no es mala idea tener a la mano una cuenta de OneDrive, donde Microsoft permite acceder, de manera gratuita, a una versión básica de Word, lo cual es excelente, para revisar detalles de compatibilidad. Antes de redactar el documento, se puede elaborar uno, como el que mostré de ejemplo, que sirva para probar la compatibilidad del estilo. Una vez demostrada la interoperatividad, no habría razones para preocuparse.

Manejo de citas bibliográficas

El manejo de citas bibliográficas en los procesadores de texto avanzando, merece su propio apartado. A diferencia del tema de la interoperatividad de formatos, el de las citas, presenta problemas más comunes entre estos programas, incluido Microsoft Word. A nivel general, creo que la función de citas bibliográficas es más potente en Writer que en Word, además, más ambiciosa, sin embargo, es mucho menos amigable, el usuario debe profundizar en el manual de instrucciones para manejarla, por otro lado, su soporte no parece tan frecuente, ya que comprobé que no corrigen una falla importante desde hace años, la cual se describirá posteriormente.

Tanto Word y Writer permiten introducir citas en el documento, que luego se pueden vincular automáticamente con una lista bibliográfica final; este es el comportamiento básico esperado de esta función y, ambos procesadores la cumplen a cabalidad. El problema, sin embargo, inicia cuando se buscan funciones más complejas, por ejemplo, la posibilidad de trabajar de forma automática con estilos concretos de citas e índices bibliográficos y, la posibilidad de exportar estos listados a otros formatos. En ese sentido, ambos procesadores tienen sus ventajas y desventajas.

La ventaja de Word es que viene con un puñado de normas bibliográficas preconfiguradas, populares internacionalmente (APA, Chicago, IEEE, etc.). El problema surge cuando se requieren otros formatos, como Vancouver, por ejemplo. Hace unos años era posible encontrarlos en una base datos externa denominada BibWord, la cual, actualmente, al parecer ya no existe (su página ya no carga y su sitio de GitHub no es mantenido hace años); parece que la única solución es codificar uno mismo el tema, en formato XLS.

Creo que en este sentido, Writer resuelve mejor el problema ya que, si bien, no presenta la posibilidad de instalar temas, permite personalizarlos en su propia interfaz, así como también añadir campos confeccionados por el usuario, tanto en citas, como en listas bibliográficas; algo que Word no permite. Además y, esto suena genial, presenta la posibilidad de manejar la lista bibliográfica, que se almacena en formato ODB, desde el potente administrador de bases de datos de la suite ofimática, llamado LibreOffice Base (simplemente Base, en adelante). Esto a mí, personalmente, me voló la mente cuando lo descubrí, porque Word, por ejemplo, a duras penas permite exportar la lista bibliográfica en un archivo XML, que si bien, con cierta manipulación, puede convertirse en otros formatos, esto requiere esfuerzo, mientras que una base de datos, manejada por un gestor gráfico, fácilmente se puede convertir en una hoja de cálculo, por ejemplo o, manipular de forma compleja desde la interfaz. Sin embargo, hubo algo que me decepcionó profundamente respecto a esta función, porque tiene un gran bug o, error de software.

Si bien, la función permite vincular esa base de datos con las citas del documento, la actualización automática, en caso de cambiarse algún campo en la base de datos externa, no surte efecto en el documento una vez insertado en él y, a la inversa, alguna modificación hecha en el campo insertado en el documento, tampoco se verá reflejada en la base de datos externa. Es necesario aclarar que esto solo sucede cuando se usa la base de datos externa, es decir, la que permitiría trabajar desde múltiples documentos; las citas de un documento individual funcionan correctamente. Este problema, no solo es decepcionante por lo descrito, sino que, además, el equipo de desarrolladores de LibreOffice decidió no resolverlo desde hace más de una década, al parecer, porque la falla se origina en algún servicio usado por el programa, pero que no es mantenido por el mismo. Algunos especulan que la deficiencia se encuentra en Apache, un servicio del que se vale el programa. Lo que me llamó la atención, fue el comentario de, al parecer, uno de los contribuidores al proyecto, de nombre Heiko Tietze, en la página de manejo de problemas del programa, que ante los cuestionamientos, respecto a la tardanza de la solución de este error, por parte de otro usuario, de nombre o, seudónimo, Mieszko, respondía lo siguiente:

(In reply to Mieszko from comment #10)

6 years later bug still remains It would be better to drop all the bibliography features, than live with that. I wouldn't spend so many hours to manually inserting over 40 of bibliography entries if I new that I cannot update it :(

If you are a heavy bibliography user you may give Zotero or Mendeley a try. See also https://design.blog.documentfoundation.org/2018/12/19/save-the-bibliography/

Pienso que Miesko tiene razón, incluso tomando en cuenta las dificultades por las que atraviesa un proyecto de código abierto en comparación con uno privativo y, además, de gran envergadura, como Microsoft, debería haber mucha más claridad de cara al usuario respecto a los alcances de esa función y no crear falsas expectativas. Por otro lado, es muy curioso que miembros del equipo que desarrolla el software recomienden un programa externo, ante los desperfectos de su propio diseño. Independientemente de lo irónico de esta situación, en contraste, me parece que la respuesta de Heiko Tietze es acertada, porque, evidentemente, si se quiere obtener un software altamente especializado en manejo bibliográfico, automatizado, en un documento profesional de texto, pues, Zotero es una excelente opción, además que es código abierto y su versión gratuita es fenomenal.

En ese entendido, si se quiere trabajar con una herramienta bibliográfica automatizada y, además, compleja, recomiendo evitar trabajar con las prestaciones nativas de Word y Writer e instalarse, directamente Zotero, que es compatible con ambos procesadores de texto. Parece que así lo entendió OnlyOffice, que no tiene una funcionalidad nativa de citas y bibliografía y, más bien, viene con la extensión de Zotero preinstalada; sin embargo, solo se la puede usar con la cuenta en línea de Zotero, que permite crear copias de seguridad de la base de datos e, incluso, documentos digitales guardados en el ordenador, con opciones de pago, que ofrecen incrementar ese espacio de almacenamiento en línea. Me parece una imposición, ya que yo no almaceno mis copias de seguridad en línea, en ese caso, prefiero la manera de Word y Writer, que permiten trabajar de manera local con la extensión de Zotero, además de la versión en línea, por supuesto.

De todas maneras, Zotero es un programa muy potente, muy bien mantenido y con actualizaciones constantes, que no solo permite manejar las citas y listas bibliográficas, con base a una inmensa cantidad de formatos, sino que también, automatiza el proceso de recolección de los metadatos, ya sea de páginas web, PDF's y otros formatos de libros electónicos e, incluso, de libros en formato físico, conectando con catálogos bibliográficos en línea. Por si fuera poco, permite organizar la bibliografía digital almacenada en el ordenador. En suma, son realmente impresionantes las funcionalidades con las que este programa cuenta.

Superación de obstáculos técnicos presentados por LibreOffice Writer

Finalmente, no puedo evitar narrar aquí algunos problemas técnicos que surgieron con Writer al realizar alguna tarea y la forma en la que los resolví desde Debian, que es la distribución Linux con la que trabajo.

Instalación de LibreOffice en Linux

Es importante mantener la versión de LibreOffice actualizada, no solo en términos de seguridad y aprovechamiento de nuevas características, sino también por el uso de mejoras en la compatibilidad con DOCX, porque es bastante frecuente que Microsoft se saque de la manga modificaciones unilaterales a su formato privativo y deteriore la compatibilidad con otros procesadores de texto. Por ejemplo, al lanzar su versión Office 365, realizó transformaciones a su formato; LibreOffice se puso al día rápidamente y ahora diferencia la versión DOCX de 2007 de la 365.

En Linux, a diferencia de Windows, existen múltiples posibilidades de instalación, además de ser bastante seguras todas. La más recomendada, siempre, es la nativa de la distribución utilizada; luego, está la versión Flatpak, que es un sistema de instalación agnóstico para Linux, es decir, un formato de instalación común, más allá de la distribución; luego, está el instalador que a veces proporciona la institución creadora del programa, unas veces en forma de ejecutable agnóstico, otras en forma de repositorios propios para los principales tipos de paquetes de las distribuciones más importantes, usualmente DEB y RPM; finalmente, se puede instalar la versión de una distribución distinta dentro de otra, a partir de un sistema de contenedores, como Podman o Docker; y posiblemente, otras formas de instalación más.

Como mencioné, utilizo Debian, en su versión estable, debido a que requiero de un entorno productivo y sin muchos cambios en el tiempo, sin embargo, no me es conveniente instalarme la versión de LibreOffice del sistema, porque, si bien, tiene mantenimiento de seguridad por parte de Debian, está demasiado desactualizada en términos de funciones. Existen otros programas en los que la relativa antigüedad de versión no me representa un problema, en términos de función, pero este no es el caso. En esta circunstancia, la mejor opción es la que proporciona el propio sistema, pero a partir del repositorio Backports, que es una lista de programas con versiones actualizadas, adaptados para la versión estable. Si no existiera LibreOffice en Debian Backports, la segunda mejor opción es la versión de Flatpak, que es mantenida por los propios desarrolladores del programa. Sin embargo, al existir la versión de Backports y comparar ambas, preferí la de Debian por dos motivos: uno, ocupa menos memoria RAM, debido a que está optimizada para el sistema anfitrión; y otra, se integra mejor con Zotero, aunque a decir verdad, no sé si este último es un problema de la versión Flatpak de LibreOffice o de Zotero.

Para instalar la versión de los Backports, de LibreOffice, hay que seguir un procedimiento que no es muy intuitivo y no está narrado en las instrucciones convencionales de instalación de programas, a partir del repositorio Backports. En la mayoría de los programas, simplemente se fuerza, mediante un comando o, el programa Synaptic, la versión de los Backports, en vez de la estable; sin embargo, al ser LibreOffice un programa bastante complejo y, con múltiples dependencias, hay que instalar, primero, la versión estable del programa y, luego, ejecutar el comando de llamado a paquetes de la versión Backports. Este comando seleccionará paquetes de la versión estable de LibreOffice que deben ser actualizados, ya que en este caso, la actualización aprovecha paquetes antiguos que no necesitan cambiar de versión para funcionar, probablemente en procura de no interferir la estabilidad del sistema.

Entonces, en concreto, primero hay que tener el repositorio Backports configurado adecuadamente, de acuerdo a las instrucciones que se otorgan en su página y, luego, ejecutar los siguientes comandos:

$ sudo apt install libreoffice # (1)

$ sudo apt install -t bookworm-backports libreoffice # (2)
  1. Instalación convencional de LibreOffice
  2. Instalación de la versión Backports de LibreOffice

A continuación, hay que ingresar al gestor de software Synaptic y revisar si están instalados los archivos libreoffice-gtk3 y libreoffice-gtk4. Si no lo están, hay que instalarlos y forzarlos a su versión de Backports, entrando a la opción Paquete ▸ Forzar versión, seleccionar la versión de Backports y luego darle al botón Forzar versión. Finalmente, en caso de que se esté migrando de una versión LibreOffice de Flatpak, hay que copiar los archivos que se alojan dentro de la siguiente carpeta: /home/[carpeta de usuario]/.var/app/org.libreoffice.LibreOffice/config/libreoffice/4/user, y pegarlos en : /home/[carpeta de usuario]/.config/libreoffice/4/user

Para la instalación de Flatpak, igualmente, hay que tener correctamente instalado el paquete Flatpak y el repositorio de Flathub, de acuerdo a las instrucciones de su página. Luego, ejecutar los siguientes comandos:

$ flatpak install flathub org.libreoffice.LibreOffice # (1)

$ flatpak run org.libreoffice.LibreOffice # (2)
  1. Instalación del programa
  2. Ejecución del programa

Migración entre gestores bibliográficos

Durante la elaboración de mi tesis, que duró años, realicé dos migraciones de bases de datos bibliográficas: la primera, cuando me cambié de Word a Writer y; la segunda, cuando abandoné la herramienta para gestionar citas y bibliografía de Writer y, me pasé a Zotero. En el primer caso, esto se debió, tanto a una motivación técnica, como de principios, que narro en la primera publicación de este blog y, coincide con la migración que realicé del sistema operativo Windows hacia Linux. La segunda migración, obedeció a motivos pragmáticos, aunque también, respetando mis principios relacionados con el código abierto. La Universidad donde estudié el posgrado realizó una re-estandarización hacia las normas APA; yo, había iniciado el trabajo con otras normas de diagramación y citas bibliográficas y, ahora debía readecuarlo a las normas APA. En ese sentido, migrar a Zotero me vino bien, porque no solo la tarea de migrar era más fácil, sino que hacía tiempo ya quería probar esa herramienta y, finalmente, todo salió bien 😅️.

De XML a ODB

Exportar la lista bibliográfica de Word a Writer implica exportar la información de un fichero eXtensible Markup Language (XML), a una hoja de cálculo, que, a su vez, se exportará a una base de datos Open Document Base (ODB). Seguramente, se puede hacer este mismo proceso, en menos pasos, desde la creación de un script de Bash, Python o, no lo sé; sin embargo, esta forma tiene la ventaja de trabajar con herramientas ya construidas para ese fin y, además, más comprensibles para usuarios no informáticos como yo 🙂️.

En el documento de Word donde se haya insertado citas bibliográficas, se debe acudir a la pestaña de Referencias ▸ administrar fuentes, esto abrirá una ventana. Arriba de la sección que dice Lista general, hay que darle al botón Examinar, esto abrirá la siguiente ubicación: C:\Users\[Carpeta de usuario]\AppData\Roaming\Microsoft\Bibliography, donde se encontrará un archivo llamado Sources.xml, ahí es donde está almacenada la base de datos de las fuentes bibliográficas. Este archivo puede trasladarse a una nueva ubicación y debe ser abierto por un gestor de hojas de cálculo. Tanto Microsoft Excel como LibreOffice Calc (en adelante Calc), tienen un importador nativo de archivo XML, para manejar su contenido desde una hoja de cálculo. Aquí se mostrará como hacer esta operación desde Calc. A modo de ejemplo, creé 5 referencias bibliográficas en Microsoft Word, las cuales, al abrirse el archivo XML, desde un editor de texto simple, lucirán de la siguiente forma:

<?xml version="1.0"?>
<b:Sources SelectedStyle="" xmlns:b="http://schemas.openxmlformats.org/officeDocument/2006/bibliography" xmlns="http://schemas.openxmlformats.org/officeDocument/2006/bibliography"><b:Source><b:Tag>Dur79</b:Tag><b:SourceType>ArticleInAPeriodical</b:SourceType><b:Guid>{6AEBBFCA-9DF6-41BF-B180-1BC622C6C865}</b:Guid><b:Title>A la opinión pública</b:Title><b:PeriodicalTitle>El Mundo</b:PeriodicalTitle><b:Year>1979</b:Year><b:Month>Septiembre</b:Month><b:Day>18</b:Day><b:Pages>11</b:Pages><b:Author><b:Author><b:NameList><b:Person><b:Last>Durán</b:Last><b:First>Javier</b:First></b:Person></b:NameList></b:Author></b:Author></b:Source><b:Source><b:Tag>Pre79</b:Tag><b:SourceType>ArticleInAPeriodical</b:SourceType><b:Guid>{425B64D4-4E1B-422A-8DB6-61CAABBEDEB7}</b:Guid><b:Author><b:Author><b:Corporate>Presencia</b:Corporate></b:Author></b:Author><b:Title>Actos vandálicos se repiten en Santa Cruz</b:Title><b:PeriodicalTitle>Presencia</b:PeriodicalTitle><b:Year>1979</b:Year><b:Month>Diciembre</b:Month><b:Day>6</b:Day><b:Pages>2</b:Pages></b:Source><b:Source><b:Tag>ElD78</b:Tag><b:SourceType>ArticleInAPeriodical</b:SourceType><b:Guid>{8767ED84-3D6D-46C9-B0BF-F95E2199F62B}</b:Guid><b:Title>134 millones de US $. costo de los proyectos de hilandería y cemento</b:Title><b:Year>1978</b:Year><b:PeriodicalTitle>El Deber</b:PeriodicalTitle><b:Month>Junio</b:Month><b:Day>20</b:Day><b:Author><b:Author><b:Corporate>El Deber</b:Corporate></b:Author></b:Author><b:Pages>s.p.</b:Pages></b:Source><b:Source><b:Tag>ElM80</b:Tag><b:SourceType>ArticleInAPeriodical</b:SourceType><b:Guid>{E8F8AE9C-88AB-4563-A2DE-8704680501CA}</b:Guid><b:Author><b:Author><b:Corporate>El Mundo</b:Corporate></b:Author></b:Author><b:Title>Acuerdo de autoridades con dirigentes de la Chiquitania: Fábrica de cemento se levantará en Yacuses</b:Title><b:PeriodicalTitle>El Mundo</b:PeriodicalTitle><b:Year>1980</b:Year><b:Month>Febrero</b:Month><b:Day>23</b:Day><b:Pages>7</b:Pages></b:Source><b:Source><b:Tag>Jus80</b:Tag><b:SourceType>ArticleInAPeriodical</b:SourceType><b:Guid>{A168B653-6750-4686-96D8-7C64C79DDEA1}</b:Guid><b:Title>A la presidente Gueiler. A los políticos nacionales. A CORDECRUZ. Al Comité Pro Santa Cruz. Al Comité de la Gran Chiquitania y para que el pueblo cruceño juzgue</b:Title><b:PeriodicalTitle>El Mundo</b:PeriodicalTitle><b:Year>1980</b:Year><b:Month>Marzo</b:Month><b:Day>12</b:Day><b:Pages>6</b:Pages><b:Author><b:Author><b:NameList><b:Person><b:Last>Justinano</b:Last><b:First>Jenikov</b:First></b:Person></b:NameList></b:Author></b:Author></b:Source></b:Sources>

En Calc hay que dirigirse a Datos ▸ Fuente XML ▸ Archivo de origen y dar clic al ícono que muestra una carpeta, esta opción abrirá un administrador de archivos desde el cual hay que dirigirse a la ubicación donde está almacenado el archivo Sources.xml y darle en Abrir. En la ventana hay una sección que dice Asignar al documento, allí hay que reconocer la primera columna de la base de datos, en este caso, abajo de la etiqueta con "@", luego, el programa identifica automáticamente la base de datos. En la sección Celda asignada se escribe A1, luego se aprieta el botón de Importar. Entonces, automáticamente, se tienen importados todos campos de la base de datos bibliográfica y sus datos en una hoja de cálculo, la cual puede guardarse en el formato nativo de LibreOffice, que es Open Document Spreadsheet (ODS). La tabla ahora luce así (nótese que todavía conserva los encabezados XML):

ns0:Tag ns0:SourceType ns0:Guid ns0:Title ns0:PeriodicalTitle ns0:Year ns0:Month ns0:Day ns0:Pages ns0:Last ns0:First ns0:Corporate
Dur79 ArticleInAPeriodical {6AEBBFCA-9DF6-41BF-B180-1BC622C6C865} A la opinión pública El Mundo 1979 Septiembre 18 11 Durán Javier
Pre79 ArticleInAPeriodical {425B64D4-4E1B-422A-8DB6-61CAABBEDEB7} Actos vandálicos se repiten en Santa Cruz Presencia 1979 Diciembre 6 2 Presencia
ElD78 ArticleInAPeriodical {8767ED84-3D6D-46C9-B0BF-F95E2199F62B} 134 millones de US $. costo de los proyectos de hilandería y cemento El Deber 1978 Junio 20 s.p. El Deber
ElM80 ArticleInAPeriodical {E8F8AE9C-88AB-4563-A2DE-8704680501CA} Acuerdo de autoridades con dirigentes de la Chiquitania: Fábrica de cemento se levantará en Yacuses El Mundo 1980 Febrero 23 7 El Mundo
Jus80 ArticleInAPeriodical {A168B653-6750-4686-96D8-7C64C79DDEA1} A la presidente Gueiler. A los políticos nacionales. A CORDECRUZ. Al Comité Pro Santa Cruz. Al Comité de la Gran Chiquitania y para que el pueblo cruceño juzgue El Mundo 1980 Marzo 12 6 Justinano Jenikov

Por si eso fuera poco, lo que viene a continuación es todavía más tedioso, pero no imposible de lograr. Hay que tomar una decisión. Writer permite trabajar, no solo con la base de datos bibliográfica predeterminada, sino que también deja agregar otras, creadas de forma separada. En mi caso, por ejemplo, cuando hice la migración de Word, quería tener la bibliografía que iba a formar parte de mi tesis, de forma separada, es decir, en una base de datos distinta a la predeterminada. Entonces, si se quiere trasladar los datos bibliográficos a la base de datos predeterminada, el procedimiento cuenta con menos pasos, debido a que la base de datos ya está creada; la otra opción requiere de más pasos y de cierta sensibilidad, como se apreciará. La base de datos bibliográfica con la que trabaja Writer funciona con el formato nativo de su suite ofimática, que es Open Document Base (ODB), el cual utiliza HSQLDB como motor de base de datos por defecto, pero en este caso, no se usará esa conexión predeterninada, sino que se conectará el archivo ODB a otra base de datos, esta vez, en formato dBASE. Esta pequeña complicación se debe a que tales son las especificaciones bajo las cuales funciona la base de datos bibliográfica de LibreOffice Writer.

En concreto, hay que abrir el archivo /home/[carpeta de usuario]/.config/libreoffice/4/user/database/biblio/biblio.dbf, con Calc y, proceder de la siguiente manera: si se quiere utilizar la base de datos predeterminada, se deben copiar los datos que se obtuvieron del archivo Sources.xml de Word, ahora almacenados en un archivo ODS y, pegarlos donde correspondan, en este caso y, siguiendo con el ejemplo de las 5 referencias bibliográficas exportadas anteriormente desde Word, se las dispone de la siguiente manera:

Identifier,C,254 Type,C,254 Author,M Journal,M Month,C,254 Pages,C,254 Title,M Year,C,254 Custom1,M
Dur79 17 Durán, Javier El Mundo Septiembre 11 A la opinión pública 1979 18
Pre79 17 Presencia Presencia Diciembre 2 Actos vandálicos se repiten en Santa Cruz 1979 6
ElD78 17 El Deber El Deber Junio s.p 134 millones de US $. costo de los proyectos de hilandería y cemento 1978 20
ElM80 17 El Mundo El Mundo Febrero 7 Acuerdo de autoridades con dirigentes de la Chiquitania: Fábrica de cemento se levantará en Yacuses 1980 23
Jus80 17 Justinan, Jenikov El Mundo Marzo 6 A la presidente Gueiler. A los políticos nacionales. A CORDECRUZ. Al Comité Pro Santa Cruz. Al Comité de la Gran Chiquitania y para que el pueblo cruceño juzgue 1980 12

En ese ejemplo, por tema del espacio demasiado grande de la tabla, no se muestran todos los campos que contiene la tabla dBASE, sino solo los campos equivalentes a los creados en Word. Como puede apreciarse, en el campo Identifier, concretamente en los datos, se aprovechan los identificadores creados para cada documento, de forma automática, por la herramienta de Word, sin embargo, acá pueden cambiarse de acuerdo a determinaciones propias, debido a que Writer establece que este campo debe rellenarse de forma manual. Por otro lado, en el campo Type, que equivale a "Tipo de documento", se utiliza los números correspondientes a la opción de "Personalizado 1", ya que Writer no posee "Artículo de periódico" en su tipología, que en el caso de las Normas APA tiene su forma específica de referenciado. Esto se configurará en la inserción de la bibliografía al final del trabajo. Writer permite introducir hasta 5 tipos de documento personalizado, además de su lista preconfigurada. Finalmente, se opta por introducir el campo correspondiente a "día", de la fecha de creación del documento, al campo Custom1, ya que Writer, nuevamente, solo tiene las opciones Year y Month, sin embargo, igual que antes, permite introducir hasta 5 campos personalizados.

Si se quiere trabajar con una nueva base de datos, primero hay que crear la carpeta donde se desea que se almacenen los datos bibliográficos, en un archivo bajo la extensión .dbf, que luego se gestionarán a partir de otro archivo, bajo la extensión .odb. Si bien, no es obligatorio, se sugiere que la estructura de almacenado sea la siguiente: en una carpeta, que podría denominarse Base, se generará el archivo ODB, mientras que se crea otra carpeta al interior de la carpeta madre, que podríamos denominarla dBASE, donde se almacenará el archivo en ese formato. De todos modos, si se quiere ver un ejemplo de esta disposición, se lo encuentra en el enlace proporcionado a la carpeta donde se almacena la base de datos predeterminada de Writer. A continuación, se abre Calc y se crea un archivo en formato dBASE, almacenado en la carpeta elegida para ese fin, necesariamente, bajo el sistema de caracteres "Europa occidental (DOS/OS2-850/internacional)", cuando el programa solicite la selección de esta característica. Ahora, para ahorrar tiempo y esfuerzo, se puede aprovechar los títulos de las columnas de la tabla dBASE predeterminada, cuya ubicación se indicó anteriormente y, copiar y pegar esa primera fila en el nuevo archivo dBASE. Luego, se introducen los datos de acuerdo a la disposición mostrada en la anterior tabla. A modo de ejemplo, en esta explicación, se denominará a este archivo ensayo.dbf.

Debe continuarse abriendo LibreOffice Base. Se lanzará un asistente que titula Seleccionar base de datos, bajo la interrogante de ¿qué quiere hacer?, se opta por la opción Conectar con una base de datos existente, de cuya lista desplegable se selecciona dBASE y se presiona en Siguiente. A continuación, mediante el botón Examinar, hay que dirigirse a la ubicación de la carpeta donde está almacenado el archivo dBASE, creado anteriormente. Luego, el programa preguntará si se quiere registrar la base de datos, es necesario que sea así, de lo contrario Writer no la reconocerá y habrá que hacer el procedimiento posteriormente, de manera manual, mediante las opciones generales de LibreOffice. Al apretar el botón Finalizar, el proceso culminará con la creación de un archivo ODB, cuya ubicación debe situarse, preferentemente, de acuerdo a los detalles brindados anteriormente. Como ejemplo, en esta explicación se denomiará a este archivo Ensayo.odb. Entonces, tenemos la carpeta Base en cuyo interior están el archivo Ensayo.odb y la carpeta dBASE, en cuyo interior, a su vez, está el archivo ensayo.dbf.

Ahora y, esto es algo que, lamentablemente, no puede evitarse, probablemente debido a una deficiencia en el desarrollo de Base. Al modificar los datos directamente en el archivo .dbf, desde Calc y, no a través del archivo .odb , manejado por Base o, a través del gestor bibliográfico de Writer, los nombres de los campos de la base de datos modifican todos los caracteres a mayúsculas. Por tanto, lo que se indicará a continuación debe realizarse, ya sea que se haya optado por trabajar con la base bibliográfica predeterminada de Writer o, se haya decidido crear una nueva. Es importante que se abra con Base el archivo .odb, (en este ejemplo, denominado Ensayo.odb, pero de trabajarse con el archivo predeterminado se llama biblio.odb), luego, dirigirse a la sección de Tablas, donde se encontrará la tabla de nombre "ensayo" (o "biblio" en la versión predeterminada), la cual está asociada al archivo .dbf; debe hacerse clic derecho en el nombre y luego en Editar. Allí se encontrará que los nombres de todos los campos están en mayúsculas. Lo que hay que hacer es volver a acomodarlos manualmente a como estaban, de acuerdo a lo que se muestra en la siguiente imagen, como nombres correctos de cada columna. Luego, se abre el gestor bibliográfico de Writer, en la pestaña Herramientas ▸ Base de datos bibliográfica. Una vez hecho esto y, desde el gestor bibliográfico de Writer, se entra a la opción Origen de datos y se selecciona la base de datos bibliográfica, que, si se hizo todo lo anterior correctamente, estará entre las opciones. Aquí, necesariamente, habrá que asociar los campos del gestor bibliográfico con los campos de la base de datos de forma manual, al modo que se muestra en la siguiente imagen. Como se mencionó, esa captura de pantalla también sirve para revisar la forma correcta de nombrar a los campos de la base de datos o nombres de columnas. Eso es todo, se puede comenzar a trabajar con la base de datos.

biblio-odb

Entiendo que el anterior procedimiento se muestra pesado, sin embargo, la otra opción es introducir los campos de forma manual en el gestor bibliográfico de Writer, lo cual, en caso de ser demasiadas las entradas, puede resultar aún más molesto y cansador.

De ODB a BibLaTeX y luego a Zotero

El procedimiento para exportar la base de datos bibliográfica de Writer a Zotero, también tiene sus quehaceres. Zotero permite la importación de varios formatos, entre ellos, el menos complejo de obtener, al no haber una herramienta nativa de exportación, es el formato BibLaTeX, el cual, forma parte del fantástico tipo de archivo de texto LaTeX, que posee dos características que son difíciles de encontrarlas juntas en los otros formatos: es al mismo tiempo un archivo de texto plano y, a su vez, permite diagramación compleja. Tomando en cuenta esto, el procedimiento consiste en exportar la base de datos ODB a una hoja de cálculo ODS y, allí, se formatearán los datos mediante las funciones del programa, de acuerdo a los requerimientos de BibLaTeX, para, finalmente, exportar esos datos, a través de un editor de texto simple, a un archivo con extensión .bib, donde se le añadirá una última característica, que no puede incorporarse mediante Calc, como se apreciará más adelante.

Exportar una tabla de ODB a Calc es bastante simple. Se abre Base, en la sección Tablas se busca la tabla bibliográfica, en este caso, ensayo, se le da clic derecho, se elije Copiar, luego, se abre una hoja de Calc y en la celda A1 se pega el contenido del portapapeles, el cual se acomodará automáticamente a la hoja de cálculo. Entonces, siguiendo con el ejemplo de las cinco entradas bibliográficas que se crearon al principio de este tutorial, ahora se observan los siguientes campos y sus datos (nuevamente, no se visualizan todos los campos de la base de datos bibliográfica de Writer, por falta de espacio):

A B C D E F G H I
1 Identifier Type Author Journal Month Pages Title Year Custom
2 Dur79 17 Durán, Javier El Mundo Septiembre 11 A la opinión pública 1979 18
3 Pre79 17 Presencia Presencia Diciembre 2 Actos vandálicos se repiten en Santa Cruz 1979 6
4 ElD78 17 El Deber El Deber Junio s.p 134 millones de US $. costo de los proyectos de hilandería y cemento 1978 20
5 ElM80 17 El Mundo El Mundo Febrero 7 Acuerdo de autoridades con dirigentes de la Chiquitania: Fábrica de cemento se levantará en Yacuses 1980 23
6 Jus80 17 Justinan, Jenikov El Mundo Marzo 6 A la presidente Gueiler. A los políticos nacionales. A CORDECRUZ. Al Comité Pro Santa Cruz. Al Comité de la Gran Chiquitania y para que el pueblo cruceño juzgue 1980 12

Ahora, hay que transformar el formato de fecha, en este caso, separado en tres campos correspondientes a año, mes y día, de acuerdo al formato ISO 8601. Esto se puede realizar, primero, reemplazando la forma manuscrita de mes por el formato de dos dígitos, utilizando, por ejemplo, la función de buscar y reemplazar de Calc y manteniendo, de ser necesario, de forma manual, el formato de celda en modo texto, porque de lo contrario no permitirá introducir números con cero a la izquierda, sin mediación de una coma. Luego, tomando en cuenta la disposición de la anterior tabla, en una columna creada al final de la tabla, se puede ejecutar la siguiente función:

=CONCATENAR(H2;"-";E2;"-";I2)

Luego de eliminar las columnas innecesarias, la tabla quedaría con la siguiente disposición:

A B C D E F G
1 Identifier Type Author Journal Pages Title Date
2 Dur79 17 Durán, Javier El Mundo 11 A la opinión pública 1979-09-18
3 Pre79 17 Presencia Presencia 2 Actos vandálicos se repiten en Santa Cruz 1979-12-06
4 ElD78 17 El Deber El Deber s.p 134 millones de US $. costo de los proyectos de hilandería y cemento 1978-06-20
5 ElM80 17 El Mundo El Mundo 7 Acuerdo de autoridades con dirigentes de la Chiquitania: Fábrica de cemento se levantará en Yacuses 1980-02-23
6 Jus80 17 Justinan, Jenikov El Mundo 6 A la presidente Gueiler. A los políticos nacionales. A CORDECRUZ. Al Comité Pro Santa Cruz. Al Comité de la Gran Chiquitania y para que el pueblo cruceño juzgue 1980-03-12

Continuando, hay que crear una nueva columna al final de la tabla, en este caso, a la derecha inmediata del campo Date y, allí, se realiza el formateo de los datos de acuerdo a BibLaTeX, a partir de la siguiente función:

=CONCATENAR("@article{";A2;",title = {";F2;"},pages = {";E2;"},journaltitle = {";D2;"},author = {{";C2;"}},date = {";G2;"},}")

El contenido de esa última columna debe pegarse, mediante un editor de texto plano, en un archivo con extensión .bib. En este ejemplo, se lo denominará Ensayo.bib. El resultado se verá así:

@article{Dur79,title = {A la opinión pública},pages = {11},journaltitle = {El Mundo},author = {{Durán, Javier }},date = {1979-09-18},}
@article{Pre79,title = {Actos vandálicos se repiten en Santa Cruz},pages = {2},journaltitle = {Presencia},author = {{Presencia}},date = {1979-12-06},}
@article{ElD78,title = {134 millones de US $. costo de los proyectos de hilandería y cemento},pages = {s.p},journaltitle = {El Deber},author = {{El Deber}},date = {1978-06-20},}
@article{ElM80,title = {Acuerdo de autoridades con dirigentes de la Chiquitania: Fábrica de cemento se levantará en Yacuses},pages = {7},journaltitle = {El Mundo},author = {{El Mundo}},date = {1980-02-23},}
@article{Jus80,title = {A la presidente Gueiler. A los políticos nacionales. A CORDECRUZ. Al Comité Pro Santa Cruz. Al Comité de la Gran Chiquitania y para que el pueblo cruceño juzgue},pages = {6},journaltitle = {El Mundo},author = {{Justinan, Jenikov }},date = {1980-03-12},}

Si bien, la información de ese archivo está dispuesta tal cual las exigencias de BibLaTeX, todavía hay una carencia que provocará que Zotero no reconozca los datos. El formato BibLaTeX determina que luego de cada coma, que es precisamente el separador de los campos, también debe haber un salto de línea. Entonces, en el editor de texto, necesariamente, debe usarse la herramienta de buscar y reemplazar y, a su vez, activar el uso de expresiones regulares. En ese entendido, en la sección de búsqueda, se escribe una coma: "," y, en la sección de reemplazo, se establece la siguiente expresión: ",\n", la cual, indica una coma seguida de un salto de línea. Luego de reemplazar todas las coincidencias, el contenido del archivo tendría que quedar así:

@article{Dur79,
title = {A la opinión pública},
pages = {11},
journaltitle = {El Mundo},
author = {{Durán,
 Javier }},
date = {1979-09-18},
}
@article{Pre79,
title = {Actos vandálicos se repiten en Santa Cruz},
pages = {2},
journaltitle = {Presencia},
author = {{Presencia}},
date = {1979-12-06},
}
@article{ElD78,
title = {134 millones de US $. costo de los proyectos de hilandería y cemento},
pages = {s.p},
journaltitle = {El Deber},
author = {{El Deber}},
date = {1978-06-20},
}
@article{ElM80,
title = {Acuerdo de autoridades con dirigentes de la Chiquitania: Fábrica de cemento se levantará en Yacuses},
pages = {7},
journaltitle = {El Mundo},
author = {{El Mundo}},
date = {1980-02-23},
}
@article{Jus80,
title = {A la presidente Gueiler. A los políticos nacionales. A CORDECRUZ. Al Comité Pro Santa Cruz. Al Comité de la Gran Chiquitania y para que el pueblo cruceño juzgue},
pages = {6},
journaltitle = {El Mundo},
author = {{Justinan,
 Jenikov }},
date = {1980-03-12},
}

Ahora, se abre Zotero y, se ingresa a Archivo ▸ Importar ▸ Un archivo (BibTeX, RIS, Zotero RDF, etc.), donde se abre un explorador de archivos, se elije Ensayo.bib, en este caso y, se le da al botón Abrir. Zotero preguntará si se colocará las entradas importadas en una nueva colección, si se desea eso, se deja activada esa opción, si no, Zotero insertará las entradas a la carpeta que estaba seleccionada previamente, al iniciarse el procedimiento de importación. Se le da Siguiente ▸ Finalizar. Y, listo, puede observarse que Zotero importó correctamente las 5 referencias bibliográficas que se construyeron, a modo de ejemplo, en este tutorial.

zotero

Instalación de Zotero en Linux e integración con Writer

Ya que aquí se escribe de Zotero, quiero aprovechar de hacer ciertas recomendaciones, en orden de lograr su adecuada intergración con Writer en Linux. Primero, es muy importante instalarse la versión original de Zotero. Para Linux, Zotero proporciona dos opciones, la primera, el ejecutable agnóstico y, para el caso de Debian y derivadas, un repositorio propio. En mi equipo, yo opté por la segunda opción, ya que, además que está especializada para mi distribución, se integra a las actualizaciones del sistema. Por otro lado, recomiendo, muy enfáticamente, no usar la versión de Flatpak para este caso específico, ya que al no estar mantenida por los desarrolladores oficiales del proyecto, no está configurada adecuadamente para integrarse al sistema y, sobre todo, a Writer.

La extensión de integración de Zotero no viene preinstalada en Writer y, algo que me llamó mucho la atención, es que no solo no se halla en el repositorio de extensiones de LibreOffice, para su descarga, sino que ni siquiera está en la página web del propio Zotero para ese fin 🤨️. Zotero distribuye su extensión para Writer, en un archivo localizado junto a la instalación del propio programa. En el caso de mi instalación, por vía el repositorio DEB, encontré la extensión en: /usr/lib/zotero/integration/libreoffice/Zotero_LibreOffice_Integration.oxt. Al usarse el instalador agnóstico, la extensión seguramente está situada en la carpeta home del usuario. Para instalarla, simplemente hay que ejecutar el archivo Zotero_LibreOffice_Integration.oxt y LibreOffice procederá a instalarla. Para realizar una actualización de la versión de la extensión hay que realizar este mismo procedimiento.

Entonces...

El propósito de esta entrada no es villanizar a Microsoft, aunque exista buen material en sus antecedentes para lograr esa tarea; de hecho, creo que, a pesar de aquello, esa empresa cumple un papel muy importante en el mundo de la ofimática, sobre todo respecto a la innovación y, las variantes del mercado suelen ser más reactivas en este ámbito. En realidad, un momento en el que este rol de Microsoft estuvo amenazado, fue cuando Google lanzó su kit ofimático en línea, ante ese riesgo, Office logró presentar batalla, a través de la imitación, entiéndase, Office 365. En el mundo privado, las acciones de cara a vencer a la competencia, que lleva a cabo Microsoft con sus formatos, están permitidas, siempre y cuando su crecimiento no sea perjudicial para el usuario, en términos de impedir, de manera total, la existencia de otras opciones; aunque esto último haya estado cercano a lograrse y, su reversión, estuvo condicionada a que el Estado presione a esta empresa mediante los juzgados.

En ese sentido, agradezco que haya alternativas, sobre todo de código abierto, frente a la hegemonía de Microsoft, ya que, encuentro que su opción de software de oficina, en este caso, su procesador avanzado de textos, no vale su precio, ni su instalación, tomando en cuenta sus requerimientos excesivos de hardware y su falta de transparencia hacia el usuario, en lo que se refiere al uso de sus datos y potencia del ordenador. Por otro lado, las opciones de código abierto son cada vez más versátiles e, incluso, logran superar eficientemente las barreras de compatibilidad que impone Microsoft, en orden de procurar posicionar su formato como estándar.

Finalmente, entre las soluciones alternativas de código abierto, aquí mencionadas: LibreOffice y OnlyOffice, así como la suite de Google, que no es código abierto, pero es gratuita y fácilmente accesible, considero que Writer satisface mejor mis necesidades, en torno a funciones, confianza y seguridad, por ello la uso como la base de mis operaciones, sin prescindir, sin embargo, de las otras dos e, incluso, de forma marginal, la de Microsoft, (pero esto último solo es debido al uso extendido de su formato privativo).

Espero de alguna manera haber contribuido con este escrito a aquellas personas que atraviesen por problemáticas similares en el uso de procesadores de texto o, tengan dudas sobre cuál escoger para sus quehaceres cotidianos. Saludos.

¿Tiene usted un minuto para hablar de Linux?

linux Imagen de Elf-Moondance. Pixabay license.

Es común entre informáticos comparar a los linuxeros (usuarios de Linux), con misioneros cristianos modernos, pues el entusiasmo que le ponen al promocionar este sistema operativo se asemeja al de un religioso que quiere compartirte su revelación y reclutarte en su congregación 😇️. Y es que, Linux está envuelto en una mística, podría decirse, que puede ir más allá de lo técnico y meterse en terreno ideológico.

Y como buen linuxero que soy, no podía hacer otra cosa que escribir esto para recomendar ese sistema operativo 😉️.

Aunque, pensándolo bien, no es exactamente lo que haré aquí. Quiero ser veraz. Linux no es para todos. Según aproximaciones pasadas, solo alrededor de 3% de los usuarios de ordenadores lo usaban; sin embargo, la cantidad de beneficiarios aumentó bastante recientemente, en parte debido a las malas decisiones de Microsoft respecto a Windows 11, pero ese es otro tema. Lo que quiero hacer en realidad es contar un poco mi experiencia, presentar los motivos por los que decidí adoptarlo de manera primaria en mi ordenador y explorar brevemente las razones de su persistencia hasta el tiempo presente, a pesar de su reducida cuota de mercado. Tal vez, después de todo, le interese a usted probarlo y de hecho, sea justo lo que necesita 🙂️.

A pesar de sus claras ventajas técnicas (uso de espacio reducido y eficiencia), Linux se caracterizó durante mucho tiempo por ser difícil de manejar y requerir tal vez demasiada inversión de tiempo de parte del usuario (al haber componentes no pensados para un inexperto) 😓️. Esto siempre espantó a la mayoría de la gente. Pero, en años recientes el panorama cambió radicalmente. Hay distribuciones Linux que cada vez tienen una experiencia más pulida de usuario, llegando incluso a superar en este aspecto a Windows. Y no es un invento mío, observe este video para más detalles. Para ver una comparación con el entorno de macOS, mire este otro video. Sin embargo, para personas que requieren un nivel más profundo de manejo del sistema y están acostumbrados al entorno de Windows o macOS, sin duda la migración puede seguir siendo un reto, aunque, no un obstáculo insuperable.

En sí, la clave está en escoger la distribución correcta (porque las hay solo para usuarios profesionales).

– 🤨️⁉️

Sí, me olvidaba. Hay un montón de “versiones” de Linux, a las que se llama distribuciones; a diferencia de Windows y macOS que solo tienen una. Pero antes de recomendar las que creo que son buenas para iniciar, abordemos otros temas primero 😁️.

Mi pequeña historia

Ahora bien, contaré cómo me sucedió esto. Antes de 2018 utilizaba Windows como la mayoría, pero no con licencia original, sino con el sistema “crackeado”, es decir, alterado para que funcione gratis. Y sí, siempre tuve remordimientos sobre aquello 🥺️. No me gusta la ilegalidad (aunque técnicamente en Boliva nadie te persigue por eso 🤫️), pero bueno, mi economía no me permitía costearme una licencia original (que en esos entonces eran mucho más caras que ahora). De todos modos no es una justificación, entiendo eso.

Mi primer contacto fue en 2012 (lo recuerdo bien). No sé cómo llegué a la página de Ubuntu (una de las distribuciones Linux más populares), en la que la empresa Canonical proponía probar su sistema sin instalarlo. Explicaban que era gratuito y totalmente legal. Eso me llamó poderosamente la atención, pero no pude probarlo porque a pesar de que te indicaban como podías hacerlo (mediante un Live CD), me entró el temor de estropear el equipo de manera irreversible, porque claro, no tenía los conocimientos técnicos para hacer algo así. Así que me olvidé del tema y no volví a pensar en ello.

Mucho tiempo después (en 2017 creo), ya había tomado varios cursos de informática y me encontré con un dato que me impactó profundamente. Hacía ya algún tiempo que venía buscando alternativas gratuitas a varios programas de pago que mi trabajo me exigía usar (y que si bien podía conseguirlos crackeados para Windows, ya no quería hacer eso 😒️). Ya venía usando Libreoffice en vez de Microsoft Office y Scribus en vez de Adobe Indesign, por ejemplo, y ambos me parecían opciones fabulosas a sus rivales de pago. En esa lógica, andaba indagando opciones gratuitas a Adobe Photoshop para hacer edición de imágenes y terminé llegando a GIMP (que para los que no lo conocen es un programa de código abierto que suple de manera muy competente la mayor parte de las funciones de Photoshop). Ese programa me gustó tanto que decidí investigar quién lo fabricaba para saber qué otras cosas producían. Y cuando entré a su página me enteré de que el nombre GIMP era una abreviación de GNU Image Manipulation Program.

– ¿Y?

Bueno, que adentrándome más en la sigla, descubrí que GNU eran las iniciales del Proyecto GNU, una de las dos organizaciones responsables de haber dado origen al sistema operativo GNU/Linux. O sea, que me acababa de percatar que ese maravilloso programa que me permitía hacer lo mismo que Adobe Photoshop, de manera gratuita, provenía de Linux (ese sistema que no me había animado a instalar algunos años atrás). Y además, me enteré de que todos los programas de código abierto que utilizaba (como alternativa a los de pago), eran compatibles 😍️.

No pues, me entré a la página del Proyecto GNU y me encontré con una panfletería tan envolvente que me hipnotizó (me tomó bastante tiempo llegar a tomarme esas ideas con más perspectiva y serenidad). Lo que nos lleva al siguiente punto que quiero tocar, que son unas útiles advertencias respecto al manto ideológico que a veces envuelve a Linux.

– 🤨️ ¿pero al final se instaló el sistema?

Ah ¡sí!, lo hice. Me instalé Trisquel GNU/Linux (una de las distribuciones avaladas por la Free Software Foundation) y la manejé por un poco más de un año. Esa fue la primera distribución Linux que utilicé y la verdad es que le tengo aprecio, porque ahí aprendí mucho de lo que sé ahora. Aunque, actualmente no la recomendaría como la primera distribución a utilizar al ingresar al mundo Linux, por motivos que desarrollaré más adelante.

Una construcción diferente

Antes de continuar explicando las bondades técnicas del sistema y recomendaciones de su uso, quiero tocar el tema del rol que cumple Linux en el mundo de la informática actualmente, para entender por qué a veces se lo ve implicado en actividades de tipo casi proselitista. Será una buena introducción al resto de temas (si no nos aburrimos mucho en el intento 😅️).

– 🥴️

Tal vez las principales polémicas y pasiones en torno a Linux derivan más de su modelo de desarrollo que de la forma en que funcionan sus componentes.

– ¿Eso qué significa?

Pues que el software, es decir, el conjunto de instrucciones que manejan el hardware, (la parte física de la máquina), es público y se lo elabora y evalúa de manera colaborativa, incluso por usuarios ajenos a alguna de instituciones responsables de su creación, que pueden adherirse a este trabajo de manera voluntaria.

– ¿Y en qué se diferencian estos procedimientos de los que se emplean en la elaboración de Microsoft Windows o macOS, por ejemplo?

En que para estos sistemas las órdenes que se le dan a la máquina (esto se llama código fuente), son secretas, nadie las conoce sino sus desarrolladores corporativos. En otras palabras, es difícil saber a ciencia cierta qué hacen Windows y macOS por detrás, una vez instalados en la máquina, en este caso, poder comprobar que solo hacen lo que dicen hacer.

Ahí surge la mítica oposición entre el software de código abierto o libre, al que se adhiere Linux y el software propietario o privativo, que rige la elaboración de Windows y macOS.

Esto determinaría en gran medida que Linux tienda a ser gratuito y Windows, por ejemplo, cobre bastante por sus licencias. Pero, es más, Linux no solo permite que sus usuarios puedan (si tienen los conocimientos necesarios), auditar su código fuente, sino que su licencia autoriza distribuirlo e incluso modificarlo (bifurcando el proyecto), sin más requisito que acreditar la autoría original del trabajo (en caso de publicar), especificando las modificaciones que se hacen y sus motivos, si se quiere. Por eso hay tantas distribuciones (a las que se les dice también “distros”). El software privativo, por otro lado, pena con todo el rigor de la ley si alguien quiere hacer algo parecido, porque protegen sus intereses económicos.

Como se deduce de todo lo explicado anteriormente, Linux tiene un origen, podría decirse comunitario. Pero esto no significa que necesariamente sus productos sean gratuitos, sino que diríamos que sus fines son distintos a los de Windows y macOS porque no están diseñados tanto como mercancía, cuya defensa de patentes puede llevar a sus creadores a vulnerar la privacidad de sus usuarios, para proteger su modelo de negocio, sino para presentar soluciones de fácil acceso a todos, aunque no imperativamente simples, esperando recibir contribuciones económicas de la comunidad beneficiaria y, ofreciendo un soporte técnico a precios justos.

Aunque, no todo fue siempre tan simple y ventajoso. Proporcionar un programa sin una inevitable motivación comercial desembocaba en que los trabajos no sean generalmente pensados para usuarios no técnicos. Por ello, en sus inicios Linux tenía esa reputación (merecida por cierto), de exigir demasiado conocimiento previo de sus beneficiarios. Pero, como mencioné al inicio, aquello cambió bastante recientemente porque gracias a la visión de empresas como Canonical, Red Hat, o SUSE Linux Enterprise, por ejemplo, que lograron implementar excelentes modelos de negocios con base en Linux. Su modelo de negocio es muy interesante, como se mencionaba, proporcionan de manera gratuita distribuciones de Linux pensadas para usuarios no demasiado técnicos, sin una estabilidad demasiado comprobada, con una buena cantidad de documentación de soporte, construida por la comunidad y, en caso de requerirse un soporte técnico corporativo con base en un sistema de estabilidad comprobada para un entorno productivo, estas empresas venden estas soluciones a buenos precios.

Windows, por su parte, cobra solamente su licencia de funcionamiento, a pesar de que el sistema, claramente no es un entorno de estabilidad comprobada para la productividad, como lo demuestran sus constantes fallas provocadas por actualizaciones mal diseñadas 🤨️. Esto da derecho, sin embargo, a cierto “servicio técnico personalizado”. Empero, el soporte corporativo es un servicio diferente, cada vez más relacionado con la computación en la nube, mediante Microsoft 365, que también tiene sus debilidades.

Un núcleo, dos visiones

Y así llegamos al aspecto ideológico del asunto, donde todo se complica aún más 😐️.

– 👀️

Como existen muchas distribuciones Linux, entre todas ellas hay varias que diríamos pertenecen a un ala ideológica radical. Este grupo se cobija bajo el concepto de software libre como diferenciado del de código abierto. Aunque a simple vista no parezca existir alguna divergencia entre ambos, los defensores del primero reivindican que esta elaboración pública y compartida del código fuente (además de la libertad de modificarlo y distribuirlo, como se mencionó), se realiza con fines éticos, que podrían hallarse en oposición a intereses comerciales, digamos. De esta manera cuestionan a los defensores del código abierto, que no se detienen demasiado en estos asuntos, sino que sostienen que la elaboración colaborativa y pública del código fuente simplemente garantiza mayor eficiencia, porque abarata costos y el producto de una colaboración masiva tiende a generar mejores resultados que uno construido por pocas personas en el marco del secretismo institucional.

Es decir, que los primeros son más un movimiento social a favor de la libertad del software por encima de aspectos comerciales, mientras que los segundos simplemente se concentran en cuestiones prácticas que incluso pueden ser funcionales a la venta de productos. Y es que esto se pone más interesante aún, porque las mismas personas que crearon la primera versión de lo que ahora conocemos como GNU/Linux están dividas entre ambas visiones.

La historia de GNU/Linux es curiosa. En los ochenta Richard Stallman funda el Proyecto GNU en Estados Unidos, buscando la creación de un sistema operativo libre (bajo la definición del software libre), y si bien, durante toda esa década habían logrado construir la mayor parte de los componentes del sistema, no conseguían producir un núcleo que se comunique eficientemente con la máquina. Si bien, los distintos programas que se instalan en un sistema operativo realizan tareas concretas (como escribir una hoja de cálculo, por ejemplo), no podrían cumplir su función sin un programa específico que los “comunique” con la parte física del ordenador, es decir, el hardware (procesador, memoria RAM principalmente) y ejecutar esas instrucciones. Pues bien, ese es el núcleo del sistema y GNU llevaba años sin hacer que esto funcione decentemente.

Y ahí entra la segunda persona implicada en el origen del sistema. Durante principios de los noventa, Linus Torvalds (un estudiante de computación finlandés), armó, en relativamente poco tiempo, un núcleo compatible con los componentes de GNU, que luego denominó “Linux”, adelantándose de manera sorprendente a todos los proyectos que intentaron hacer esto durante una década. Y es así que durante los años posteriores, Stallman y Torvalds hicieron sus apuestas por sistemas operativos con componentes compartidos, pero con visiones diferentes (el primero desde el software libre y el segundo desde el código abierto).

Creo que no hay que ahondar mucho en el tema para percatarse que fue Torvalds el que se ganó el renombre. Pocos se refieren al sistema como GNU/Linux; es más conocido como Linux. Las distribuciones Linux más exitosas y eficientes del momento son de lejos las que siguen la visión de Torvalds. La Linux Foundation, a cargo de Torvalds, se encarga de actualizar el núcleo periódicamente basándose en distintas necesidades de hardware del mercado, pero claro, para hacer esto debe coordinar con las corporaciones de componentes y llegar a un acuerdo para hacer uso de sus patentes, lo que implica, por supuesto, utilizar software privativo. Entonces, hay partes de Linux que no son software libre - código abierto y a esto se opone Stallman a través de la Free Software Foundation, que utiliza una versión de Linux “purificada” (sin mucho éxito a decir verdad, como veremos a continuación).

Todo es político 😈️

Y como no podía ser de otra manera, la necesidad de acumular poder tenía que cruzarse con la informática.

– 🙁️🤌️ ¿y eso qué tiene que ver con lo que estamos abordando aquí?

El poder usa todos los medios que tiene a su disposición para reproducirse, y los sistemas brindan excelentes herramientas para el control.

– 😳️

Durante la década de los 2000 la inteligencia del gobierno norteamericano concluyó que si no hubiera necesitado una orden judicial para interceptar las comunicaciones (mediante correo electrónico), de los terroristas que atacaron al World Trade Center, este pudo prevenirse. Entonces, ¿cómo resolvieron esto? Pues, instalando una red de vigilancia mundial a partir de los dispositivos electrónicos, sin mediación judicial previa, obviamente 🙂️

– 😲️ Pero, ¿cómo pueden lograr eso? Parece ciencia ficción.

¿Se acuerdan del software privativo?, ¿ese que es elaborado de forma secreta y no permite que sus usuarios revisen su código fuente? Así 😌️.

– Y ¿qué sistemas son propietarios?

De acuerdo a lo que se conoce, la National Security Agency (NSA) norteamericana, teóricamente, tiene la posibilidad de acceder los datos de cualquier dispositivo usado por nosotros, en tiempo real. Son como una caja negra que de ser necesario puede ser accedida. Por cierto, no es algo exclusivo de los Estados Unidos. Se cree que el gobierno chino hace eso con los dispositivos Huawei y también con la aplicación WeChat, entre otras. El gobierno ruso lo propio con el antivirus Kaspersky.

Ante esta circunstancia la Free Software Foundation de Richard Stallman promueve distribuciones GNU/Linux y el uso de programas que sean 100% libres, como para intentar esquivar este sistema de vigilancia. Suena genial, pero existe un pequeño problema con eso. ¿Se acuerdan de que la Linux Foundation cooperaba con las corporaciones de hardware para hacer funcional el núcleo Linux mediante las patentes? Pues, las distribuciones avaladas por la Free Software Foundation cada vez funcionan en menos dispositivos y estos son demasiado antiguos, porque al decidir no utilizar los controladores privativos incorporados en Linux, el trabajo de estos sistemas depende de su capacidad de descifrar el control del hardware mediante procedimientos de ingeniería inversa. Qué es algo así como intentar averiguar al código fuente mediante prueba y error (y esto puede tomar años si es que se logra traducir).

– 🤯️ ¿Qué podemos concluir de todo esto?

Creo que cada quién tiene razones y necesidades distintas para utilizar determinados dispositivos y sistemas operativos, y esas decisiones deben respetarse.

Los usuarios que se alinean con el pensamiento de la Free Software Foundation en ocasiones suelen ponerse pesados cuestionando la decisión de la mayoría de los consumidores del mercado, a los cuales no les importa mucho estas cuestiones de vigilancia indiscriminada y adoptan el uso de dispositivos con Android o Windows, por ejemplo, sin mayores inconvenientes. Por otro lado, ni la FSF ni las distribuciones alineadas con el Proyecto GNU logran proponer alternativas viables que satisfagan todas las necesidades del mercado. Existen personas con distintos requerimientos, por ejemplo, diseñadores gráficos, arquitectos, jugadores en línea, etc., que necesitan utilizar programas que solo pueden ejecutarse en Windows y macOS, quienes de manera muy astuta, lograron monopolizar ciertas patentes.

Además, es necesario valorar también el rol positivo que tiene el software privativo en la informática contemporánea. Al ser programas creados con interés comercial y para satisfacer necesidades concretas, el grado de inventiva que este tipo de motivación produce en la creación de software, es insuperable. Es demostrable que muchas de las propuestas más vanguardistas que rigen la informática actualmente surgieron de ese espacio, el sector privado con enfoque comercial. El entorno Linux, que también tiene su capacidad de inventiva, suele ser más reactivo y tomar de inspiración para su producción los inventos del software privativo. Si no, propongo que se revise la lista de programas de mi uso (que nombré al principio), como alternativa a propuestas pioneras con una tarifa más allá de mis posibilidades.

Aunque, para ser justos también ocurre bastante el caso inverso.

En otras palabras, Linux pone al alcance de todos soluciones de calidad (garantizadas por la publicación de un código fuente que cualquiera puede auditar), cuyos prototipos suelen ser caros para gran parte de la población, ser mayormente propietarios y con intenciones ocultas 👻️.

Finalmente, creo que los cuestionamientos que se le hace a la vigilancia indiscriminada mediante dispositivos son válidos. Esos mecanismos tarde o temprano pueden ser utilizados para reprimir disidencias a los intereses del poder, impunemente. Aunque, por otro lado, seguir la propuesta de la Free Software Foundation al pie de la letra también colocaría a la población en un estado de terrible indefensión ante grupos contrarios al Estado de derecho, en esta parte del hemisferio.

De todos modos, parece que a la sociedad mundial le costará bastante legislar estos temas de manera ingeniosa y sobre todo respetando las reglas democráticas, porque por lo visto la amenaza a la democracia viene tanto de parte del Estado como de la sociedad civil.

Cuidado con la paranoia ideológica

Como contaba al iniciar, comencé utilizando una distribución avalada por la FSF, es decir, de las que solo funcionan con software libre. Sin embargo, rápidamente me encontré con una limitación fulminante. Es difícil encontrarle hardware compatible para que funcione, sobre todo tarjetas de red y tarjetas gráficas. Y eso, para un profesional de cualquier área, que necesita un sistema operativo funcional lo más rápido posible, es desmotivante. Por ello, no recomiendo ninguna de esas distribuciones a no ser que se siga muy férreamente esos ideales.

Además de estos problemas de funcionalidad, hay otra desventaja contundente al usar sistemas libres con la esperanza de no ser rastreado. No importa tanto que el software sea totalmente libre si es que el hardware viene con patentes. Y estos equipos son la inmensa mayoría (por no decir la totalidad), de los disponibles en el mercado. Lo que significa que por más que el sistema operativo sea libre, el firmware instalado en el hardware (software simple preinstalado en la tarjeta madre, como la BIOS de la máquina, por ejemplo, que hace arrancar el sistema operativo), puede seguir registrando datos y ser teóricamente accesibles para la NSA.

– ¿Pruebas?

Las tarjetas madres para procesador Intel tienen un chipset en el que se hospeda un código llamado ME (o Management Engine). Las placas base para procesadores AMD poseen un mecanismo similar en su chipset que se denomina PSP (Platform Security Processor), que es presentado como un mecanismo para ayudar a los administradores de sistemas a manejar remotamente los equipos de una red. Sin embargo, en realidad ambos sirven para que se identifique cada componente de la PC con números únicos, permitiendo así relacionar un dispositivo concreto a nivel mundial; poder prender y apagar la máquina de forma remota desde cualquier ubicación geográfica; y finalmente, poder “bootear” la PC también de forma remota y tomar control de todos sus procedimientos, accediendo a su memoria, aunque esta no tenga instalado sistema operativo alguno.

Es probable que se pueda hacer una indagación similar a otros procesadores del mercado, como los Snapdragon, MediaTek y otros.

Este firmware no puede ser remplazado por uno libre, ya que el chipset solo puede ejecutar código criptográficamente firmado por Intel o AMD respectivamente, así que la única forma de evadir a ME o PSP es a través de una BIOS libre que lo deshabilite. La FSF promueve una iniciativa en este sentido, pero solo funciona en equipos demasiado viejos para los estándares actuales.

La pregunta del millón. ¿Es realmente necesario y viable procurarse un equipo que no sea rastreable por la NSA?, ¿sobre todo para una persona promedio que solo realiza actividades productivas o de entretenimiento?

Teóricamente, es posible, pero requiere empleo de cierto conocimiento y una vez presentada una solución probablemente sea rápidamente vulnerada por la NSA.

Edward Snowden, el experto en seguridad responsable de filtrar los procedimientos de la NSA para realizar una vigilancia mundial, recomienda dos distribuciones Linux para evadir exitosamente la detección.

  • La primera es Tails, un sistema que no se instala sino que se monta desde un dispositivo USB y cuyas comunicaciones de red están encriptadas a través del enrutador Tor.
  • Y la otra se instala, pero se monta a través de varias máquinas virtuales. Se llama Qubes.

Es presumible que periodistas, defensores de los derechos humanos, líderes políticos, etc., utilizan estas soluciones y otras más, en contextos de persecución ideológica, como China; Corea del Norte; países con fundamentalismo islámico; etc. Aunque cuidado, por otro lado, también lo usan seguramente terroristas; vendedores de armas, drogas; pederastas; etc.

No parece que para un usuario promedio, con labores ciudadanas comunes, sea necesario llegar a estos extremos, aunque si llega el momento en el que se empiece a evidenciar que se está juzgando a las personas por sus ideas políticas emitidas a partir de la privacidad de sus dispositivos y, no por auténticos delitos, el asunto es preocupante. Opino que ante este panorama complejo de la geopolítica mundial, que ciertamente escapa de las manos de ciudadanos comunes, también es necesario seguir con la vida cotidiana, es decir, utilizando celulares y computadoras para resolver problemas contemporáneos y conectarse entre todos. Por eso, supongo que planteado de esta manera, las distribuciones Linux enmarcadas en el código abierto plantean soluciones razonables y viables a todas estas cuestiones.

Qué distribuciones recomiendo usar

– 🙄️ por fin.

No sé. Sentí la necesidad de explicar todos estos aspectos antes de simplemente recomendar distribuciones por sus ventajas técnicas, porque demuestran de alguna manera toda esa pasión que envuelve a Linux. Pero, luego de ver toda la verborrea que resultó me da la impresión de que nadie llegará hasta aquí 😁️

– ¿Entonces?

Claro. Pienso que poniendo a un lado el bando de distribuciones Linux basadas en el fanatismo ideológico o delirios de persecución, debemos asumirnos un poco más pragmáticos y apostar por el equipo del código abierto. En ese espectro tenemos dos tipos de distribuciones.

Equilibrio entre lo ético y lo funcional

Si todavía usted tiene ciertas contemplaciones respecto a los peligros del software privativo y la seguridad de sus datos, hay distribuciones que son sensibles respecto a este tema y configuran un entorno en el que el software privativo se limita a lo mínimo necesario para funcionar. Usualmente, se hace excepciones solo con los controladores del hardware y se ponen las aplicaciones en repositorios separados (por licencia), para que usted decida instalarse los programas de acuerdo a su criterio y necesidad. Al ser algo difícil alcanzar esos arreglos entre programas (con diferentes licencias y objetivos institucionales), estas distribuciones suelen ser más complicadas de manejar y tal vez requerir un nivel entre intermedio y avanzado, de conocimiento en los usuarios.

Tres ejemplos de distribuciones de este grupo:

  • Debian tiene la reputación de ser muy estable, a tal punto que se la usa para entornos productivos. Aunque por ese mismo motivo, las versiones de los programas que pone a disposición pueden llegar a ser desactualizadas, ya que se renueva la versión del sistema recién cada dos años. La NASA y otras instituciones importantes la usan precisamente por su fiabilidad para entornos institucionales. También yo la uso para mi día a día 🙂.
  • Fedora es una distribución cuyas aplicaciones están bastante actualizadas y también tiene buena estabilidad, aunque su periodo de prueba (pre-publicación), es menor al de Debian. En ese sentido, Fedora viene a ser como una distribución de prueba, que se antepone a la versión corporativa, que es Red Hat Enterprise Linux. Debian tiene una versión así, que se llama Testing.
  • OpenSUSE tiene una versión que se llama Tumbleweed que ofrece lo último de lo último en cuanto a actualizaciones, pero al igual que la anterior no necesariamente es un entorno listo para la producción; aunque su estabilidad es bastante buena, tomando en cuenta la frecuencia de sus actualizaciones. Tiene otra versión, que se llama Leap y es similar a Debian, porque se la considera lista para la producción. Finalmente, tiene su versión corporativa denominada SUSE Enterprise Linux que posee soporte empresarial y es para entorno productivo.

Utilizar alguna de estas distribuciones con la instalación cifrada, aumenta la seguridad de la información personal a un nivel muy cualificado, diríamos. Sobre todo si se la maneja en una laptop.

Facilidad de uso

El segundo grupo de distribuciones no se concentra tanto en separar el software libre del privativo, es decir, no permiten al usuario decidir demasiado respecto a esto, sino que se enfocan más en la eficiencia, la estética y que el manejo del escritorio sea sencillo para un usuario no técnico. En otras palabras, son tan o más prácticas e intuitivas que Windows. Y para cualquier duda, hay abundante documentación en línea.

Si se quiere probar la experiencia Linux con el objetivo de conocer, recomiendo iniciar con alguna de estas distribuciones; que además, permiten pruebas previas a la instalación. Por otro lado, dos de ellas, mantienen una disposición del escritorio similar a la de Windows, lo que garantiza una transición menos brusca.

Tres ejemplos de distribuciones de este grupo:

Finalmente, por qué utilizo Linux

Creo que a pesar de todo lo abordado aquí, uso Linux simplemente por la certidumbre que me brinda en todos los aspectos que necesito.

Primeramente, todo está acomodado de tal manera que explorar y conseguir programas sea muy fácil, y si se filtra correctamente el tipo de aplicaciones que se quiere que ofrezca el explorador de software, se pueden obtener alternativas a programas de pago muy competentes. No es la misma experiencia la que ofrece la tienda Play Store de Android por ejemplo, donde si bien se pilla una variedad increíble de aplicaciones, las ofertas suelen ser artificiosas y en no pocas ocasiones uno puede quedar enredado en pruebas gratuitas engañosas y frustrantes.

Luego, la seguridad es impresionante. En todos los años que llevo utilizando distribuciones Linux las veces que me infecté de malware son igual a 0. Eso no significa que no haya vulnerabilidades en Linux; sin embargo, son escasas y si uno cumple con las previsiones necesarias ese es el resultado.

Cualquier distribución Linux aquí mencionada manifiesta sus intenciones de forma transparente en contraposición a Windows, macOS o Android (que por cierto también está basado en Linux, pero ese es otro tema 😅️), que como está demostrado, poseen puertas traseras no declaradas en su sistema. O en otras palabras, no son sinceros en cuanto a sus auténticas pretensiones corporativas respecto a los usuarios.

Y bueno, si realmente hay un programa que requiera únicamente Windows para ser instalado, tengo Windows en una máquina virtual montada dentro de Linux, o sea que puedo utilizarlo cuando quiera (informo que en algo más de un año trabajando no necesité usar ni instalar nada en Windows, por cierto, pero es mi caso). También existe un emulador para programas de Windows en entorno Linux, muy competente que se llama Wine.

Cambiar de sistema operativo puede ser difícil. Uno tiene sus rutinas y certezas que son difíciles de reemplazar. Pero en mi experiencia estas dificultades iniciales fueron recompensadas con un sistema altamente eficiente una vez que se alcanzó la configuración correcta.

Para concluir, quiero reflexionar con un pensamiento. Hace tiempo leí un artículo que me pareció muy interesante, se titulaba “La tiranía de la practicidad. Básicamente, planteaba que en tiempos recientes, la practicidad, entendida como la oferta de bienes y servicios que aminoran el esfuerzo físico o intelectual para lograr algo, se hace cada vez más imprescindible, pero como desventaja nos hace más vulnerables en general, al atesorar cada vez menos habilidades propias.

Algo así nos pasa con sistemas como Windows o Android, creo yo. Probablemente, es más fácil acceder a ellos porque todo el mundo lo hace y tenemos costumbre de usarlos, sin embargo, detrás de ello hay procesos ocultos en los que quizá no quisiéramos participar o por los cuales no pagamos. Usar Linux implica esforzarse un poco por conocer de manera básica un nuevo sistema, pero el resultado será una herramienta cuyos propósitos son claros y responden únicamente a brindarle lo que usted necesita.