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¿Tiene usted un minuto para hablar de Linux?

linux Imagen de Elf-Moondance. Pixabay license.

Es común entre informáticos comparar a los linuxeros (usuarios de Linux), con misioneros cristianos modernos, pues el entusiasmo que le ponen al promocionar este sistema operativo se asemeja al de un religioso que quiere compartirte su revelación y reclutarte en su congregación 😇️. Y es que, Linux está envuelto en una mística, podría decirse, que puede ir más allá de lo técnico y meterse en terreno ideológico.

Y como buen linuxero que soy, no podía hacer otra cosa que escribir esto para recomendar ese sistema operativo 😉️.

Aunque, pensándolo bien, no es exactamente lo que haré aquí. Quiero ser veraz. Linux no es para todos. Según aproximaciones pasadas, solo alrededor de 3% de los usuarios de ordenadores lo usaban; sin embargo, la cantidad de beneficiarios aumentó bastante recientemente, en parte debido a las malas decisiones de Microsoft respecto a Windows 11, pero ese es otro tema. Lo que quiero hacer en realidad es contar un poco mi experiencia, presentar los motivos por los que decidí adoptarlo de manera primaria en mi ordenador y explorar brevemente las razones de su persistencia hasta el tiempo presente, a pesar de su reducida cuota de mercado. Tal vez, después de todo, le interese a usted probarlo y de hecho, sea justo lo que necesita 🙂️.

A pesar de sus claras ventajas técnicas (uso de espacio reducido y eficiencia), Linux se caracterizó durante mucho tiempo por ser difícil de manejar y requerir tal vez demasiada inversión de tiempo de parte del usuario (al haber componentes no pensados para un inexperto) 😓️. Esto siempre espantó a la mayoría de la gente. Pero, en años recientes el panorama cambió radicalmente. Hay distribuciones Linux que cada vez tienen una experiencia más pulida de usuario, llegando incluso a superar en este aspecto a Windows. Y no es un invento mío, observe este video para más detalles. Para ver una comparación con el entorno de macOS, mire este otro video. Sin embargo, para personas que requieren un nivel más profundo de manejo del sistema y están acostumbrados al entorno de Windows o macOS, sin duda la migración puede seguir siendo un reto, aunque, no un obstáculo insuperable.

En sí, la clave está en escoger la distribución correcta (porque las hay solo para usuarios profesionales).

– 🤨️⁉️

Sí, me olvidaba. Hay un montón de “versiones” de Linux, a las que se llama distribuciones; a diferencia de Windows y macOS que solo tienen una. Pero antes de recomendar las que creo que son buenas para iniciar, abordemos otros temas primero 😁️.

Mi pequeña historia

Ahora bien, contaré cómo me sucedió esto. Antes de 2018 utilizaba Windows como la mayoría, pero no con licencia original, sino con el sistema “crackeado”, es decir, alterado para que funcione gratis. Y sí, siempre tuve remordimientos sobre aquello 🥺️. No me gusta la ilegalidad (aunque técnicamente en Boliva nadie te persigue por eso 🤫️), pero bueno, mi economía no me permitía costearme una licencia original (que en esos entonces eran mucho más caras que ahora). De todos modos no es una justificación, entiendo eso.

Mi primer contacto fue en 2012 (lo recuerdo bien). No sé cómo llegué a la página de Ubuntu (una de las distribuciones Linux más populares), en la que la empresa Canonical proponía probar su sistema sin instalarlo. Explicaban que era gratuito y totalmente legal. Eso me llamó poderosamente la atención, pero no pude probarlo porque a pesar de que te indicaban como podías hacerlo (mediante un Live CD), me entró el temor de estropear el equipo de manera irreversible, porque claro, no tenía los conocimientos técnicos para hacer algo así. Así que me olvidé del tema y no volví a pensar en ello.

Mucho tiempo después (en 2017 creo), ya había tomado varios cursos de informática y me encontré con un dato que me impactó profundamente. Hacía ya algún tiempo que venía buscando alternativas gratuitas a varios programas de pago que mi trabajo me exigía usar (y que si bien podía conseguirlos crackeados para Windows, ya no quería hacer eso 😒️). Ya venía usando Libreoffice en vez de Microsoft Office y Scribus en vez de Adobe Indesign, por ejemplo, y ambos me parecían opciones fabulosas a sus rivales de pago. En esa lógica, andaba indagando opciones gratuitas a Adobe Photoshop para hacer edición de imágenes y terminé llegando a GIMP (que para los que no lo conocen es un programa de código abierto que suple de manera muy competente la mayor parte de las funciones de Photoshop). Ese programa me gustó tanto que decidí investigar quién lo fabricaba para saber qué otras cosas producían. Y cuando entré a su página me enteré de que el nombre GIMP era una abreviación de GNU Image Manipulation Program.

– ¿Y?

Bueno, que adentrándome más en la sigla, descubrí que GNU eran las iniciales del Proyecto GNU, una de las dos organizaciones responsables de haber dado origen al sistema operativo GNU/Linux. O sea, que me acababa de percatar que ese maravilloso programa que me permitía hacer lo mismo que Adobe Photoshop, de manera gratuita, provenía de Linux (ese sistema que no me había animado a instalar algunos años atrás). Y además, me enteré de que todos los programas de código abierto que utilizaba (como alternativa a los de pago), eran compatibles 😍️.

No pues, me entré a la página del Proyecto GNU y me encontré con una panfletería tan envolvente que me hipnotizó (me tomó bastante tiempo llegar a tomarme esas ideas con más perspectiva y serenidad). Lo que nos lleva al siguiente punto que quiero tocar, que son unas útiles advertencias respecto al manto ideológico que a veces envuelve a Linux.

– 🤨️ ¿pero al final se instaló el sistema?

Ah ¡sí!, lo hice. Me instalé Trisquel GNU/Linux (una de las distribuciones avaladas por la Free Software Foundation) y la manejé por un poco más de un año. Esa fue la primera distribución Linux que utilicé y la verdad es que le tengo aprecio, porque ahí aprendí mucho de lo que sé ahora. Aunque, actualmente no la recomendaría como la primera distribución a utilizar al ingresar al mundo Linux, por motivos que desarrollaré más adelante.

Una construcción diferente

Antes de continuar explicando las bondades técnicas del sistema y recomendaciones de su uso, quiero tocar el tema del rol que cumple Linux en el mundo de la informática actualmente, para entender por qué a veces se lo ve implicado en actividades de tipo casi proselitista. Será una buena introducción al resto de temas (si no nos aburrimos mucho en el intento 😅️).

– 🥴️

Tal vez las principales polémicas y pasiones en torno a Linux derivan más de su modelo de desarrollo que de la forma en que funcionan sus componentes.

– ¿Eso qué significa?

Pues que el software, es decir, el conjunto de instrucciones que manejan el hardware, (la parte física de la máquina), es público y se lo elabora y evalúa de manera colaborativa, incluso por usuarios ajenos a alguna de instituciones responsables de su creación, que pueden adherirse a este trabajo de manera voluntaria.

– ¿Y en qué se diferencian estos procedimientos de los que se emplean en la elaboración de Microsoft Windows o macOS, por ejemplo?

En que para estos sistemas las órdenes que se le dan a la máquina (esto se llama código fuente), son secretas, nadie las conoce sino sus desarrolladores corporativos. En otras palabras, es difícil saber a ciencia cierta qué hacen Windows y macOS por detrás, una vez instalados en la máquina, en este caso, poder comprobar que solo hacen lo que dicen hacer.

Ahí surge la mítica oposición entre el software de código abierto o libre, al que se adhiere Linux y el software propietario o privativo, que rige la elaboración de Windows y macOS.

Esto determinaría en gran medida que Linux tienda a ser gratuito y Windows, por ejemplo, cobre bastante por sus licencias. Pero, es más, Linux no solo permite que sus usuarios puedan (si tienen los conocimientos necesarios), auditar su código fuente, sino que su licencia autoriza distribuirlo e incluso modificarlo (bifurcando el proyecto), sin más requisito que acreditar la autoría original del trabajo (en caso de publicar), especificando las modificaciones que se hacen y sus motivos, si se quiere. Por eso hay tantas distribuciones (a las que se les dice también “distros”). El software privativo, por otro lado, pena con todo el rigor de la ley si alguien quiere hacer algo parecido, porque protegen sus intereses económicos.

Como se deduce de todo lo explicado anteriormente, Linux tiene un origen, podría decirse comunitario. Pero esto no significa que necesariamente sus productos sean gratuitos, sino que diríamos que sus fines son distintos a los de Windows y macOS porque no están diseñados tanto como mercancía, cuya defensa de patentes puede llevar a sus creadores a vulnerar la privacidad de sus usuarios, para proteger su modelo de negocio, sino para presentar soluciones de fácil acceso a todos, aunque no imperativamente simples, esperando recibir contribuciones económicas de la comunidad beneficiaria y, ofreciendo un soporte técnico a precios justos.

Aunque, no todo fue siempre tan simple y ventajoso. Proporcionar un programa sin una inevitable motivación comercial desembocaba en que los trabajos no sean generalmente pensados para usuarios no técnicos. Por ello, en sus inicios Linux tenía esa reputación (merecida por cierto), de exigir demasiado conocimiento previo de sus beneficiarios. Pero, como mencioné al inicio, aquello cambió bastante recientemente porque gracias a la visión de empresas como Canonical, Red Hat, o SUSE Linux Enterprise, por ejemplo, que lograron implementar excelentes modelos de negocios con base en Linux. Su modelo de negocio es muy interesante, como se mencionaba, proporcionan de manera gratuita distribuciones de Linux pensadas para usuarios no demasiado técnicos, sin una estabilidad demasiado comprobada, con una buena cantidad de documentación de soporte, construida por la comunidad y, en caso de requerirse un soporte técnico corporativo con base en un sistema de estabilidad comprobada para un entorno productivo, estas empresas venden estas soluciones a buenos precios.

Windows, por su parte, cobra solamente su licencia de funcionamiento, a pesar de que el sistema, claramente no es un entorno de estabilidad comprobada para la productividad, como lo demuestran sus constantes fallas provocadas por actualizaciones mal diseñadas 🤨️. Esto da derecho, sin embargo, a cierto “servicio técnico personalizado”. Empero, el soporte corporativo es un servicio diferente, cada vez más relacionado con la computación en la nube, mediante Microsoft 365, que también tiene sus debilidades.

Un núcleo, dos visiones

Y así llegamos al aspecto ideológico del asunto, donde todo se complica aún más 😐️.

– 👀️

Como existen muchas distribuciones Linux, entre todas ellas hay varias que diríamos pertenecen a un ala ideológica radical. Este grupo se cobija bajo el concepto de software libre como diferenciado del de código abierto. Aunque a simple vista no parezca existir alguna divergencia entre ambos, los defensores del primero reivindican que esta elaboración pública y compartida del código fuente (además de la libertad de modificarlo y distribuirlo, como se mencionó), se realiza con fines éticos, que podrían hallarse en oposición a intereses comerciales, digamos. De esta manera cuestionan a los defensores del código abierto, que no se detienen demasiado en estos asuntos, sino que sostienen que la elaboración colaborativa y pública del código fuente simplemente garantiza mayor eficiencia, porque abarata costos y el producto de una colaboración masiva tiende a generar mejores resultados que uno construido por pocas personas en el marco del secretismo institucional.

Es decir, que los primeros son más un movimiento social a favor de la libertad del software por encima de aspectos comerciales, mientras que los segundos simplemente se concentran en cuestiones prácticas que incluso pueden ser funcionales a la venta de productos. Y es que esto se pone más interesante aún, porque las mismas personas que crearon la primera versión de lo que ahora conocemos como GNU/Linux están dividas entre ambas visiones.

La historia de GNU/Linux es curiosa. En los ochenta Richard Stallman funda el Proyecto GNU en Estados Unidos, buscando la creación de un sistema operativo libre (bajo la definición del software libre), y si bien, durante toda esa década habían logrado construir la mayor parte de los componentes del sistema, no conseguían producir un núcleo que se comunique eficientemente con la máquina. Si bien, los distintos programas que se instalan en un sistema operativo realizan tareas concretas (como escribir una hoja de cálculo, por ejemplo), no podrían cumplir su función sin un programa específico que los “comunique” con la parte física del ordenador, es decir, el hardware (procesador, memoria RAM principalmente) y ejecutar esas instrucciones. Pues bien, ese es el núcleo del sistema y GNU llevaba años sin hacer que esto funcione decentemente.

Y ahí entra la segunda persona implicada en el origen del sistema. Durante principios de los noventa, Linus Torvalds (un estudiante de computación finlandés), armó, en relativamente poco tiempo, un núcleo compatible con los componentes de GNU, que luego denominó “Linux”, adelantándose de manera sorprendente a todos los proyectos que intentaron hacer esto durante una década. Y es así que durante los años posteriores, Stallman y Torvalds hicieron sus apuestas por sistemas operativos con componentes compartidos, pero con visiones diferentes (el primero desde el software libre y el segundo desde el código abierto).

Creo que no hay que ahondar mucho en el tema para percatarse que fue Torvalds el que se ganó el renombre. Pocos se refieren al sistema como GNU/Linux; es más conocido como Linux. Las distribuciones Linux más exitosas y eficientes del momento son de lejos las que siguen la visión de Torvalds. La Linux Foundation, a cargo de Torvalds, se encarga de actualizar el núcleo periódicamente basándose en distintas necesidades de hardware del mercado, pero claro, para hacer esto debe coordinar con las corporaciones de componentes y llegar a un acuerdo para hacer uso de sus patentes, lo que implica, por supuesto, utilizar software privativo. Entonces, hay partes de Linux que no son software libre - código abierto y a esto se opone Stallman a través de la Free Software Foundation, que utiliza una versión de Linux “purificada” (sin mucho éxito a decir verdad, como veremos a continuación).

Todo es político 😈️

Y como no podía ser de otra manera, la necesidad de acumular poder tenía que cruzarse con la informática.

– 🙁️🤌️ ¿y eso qué tiene que ver con lo que estamos abordando aquí?

El poder usa todos los medios que tiene a su disposición para reproducirse, y los sistemas brindan excelentes herramientas para el control.

– 😳️

Durante la década de los 2000 la inteligencia del gobierno norteamericano concluyó que si no hubiera necesitado una orden judicial para interceptar las comunicaciones (mediante correo electrónico), de los terroristas que atacaron al World Trade Center, este pudo prevenirse. Entonces, ¿cómo resolvieron esto? Pues, instalando una red de vigilancia mundial a partir de los dispositivos electrónicos, sin mediación judicial previa, obviamente 🙂️

– 😲️ Pero, ¿cómo pueden lograr eso? Parece ciencia ficción.

¿Se acuerdan del software privativo?, ¿ese que es elaborado de forma secreta y no permite que sus usuarios revisen su código fuente? Así 😌️.

– Y ¿qué sistemas son propietarios?

De acuerdo a lo que se conoce, la National Security Agency (NSA) norteamericana, teóricamente, tiene la posibilidad de acceder los datos de cualquier dispositivo usado por nosotros, en tiempo real. Son como una caja negra que de ser necesario puede ser accedida. Por cierto, no es algo exclusivo de los Estados Unidos. Se cree que el gobierno chino hace eso con los dispositivos Huawei y también con la aplicación WeChat, entre otras. El gobierno ruso lo propio con el antivirus Kaspersky.

Ante esta circunstancia la Free Software Foundation de Richard Stallman promueve distribuciones GNU/Linux y el uso de programas que sean 100% libres, como para intentar esquivar este sistema de vigilancia. Suena genial, pero existe un pequeño problema con eso. ¿Se acuerdan de que la Linux Foundation cooperaba con las corporaciones de hardware para hacer funcional el núcleo Linux mediante las patentes? Pues, las distribuciones avaladas por la Free Software Foundation cada vez funcionan en menos dispositivos y estos son demasiado antiguos, porque al decidir no utilizar los controladores privativos incorporados en Linux, el trabajo de estos sistemas depende de su capacidad de descifrar el control del hardware mediante procedimientos de ingeniería inversa. Qué es algo así como intentar averiguar al código fuente mediante prueba y error (y esto puede tomar años si es que se logra traducir).

– 🤯️ ¿Qué podemos concluir de todo esto?

Creo que cada quién tiene razones y necesidades distintas para utilizar determinados dispositivos y sistemas operativos, y esas decisiones deben respetarse.

Los usuarios que se alinean con el pensamiento de la Free Software Foundation en ocasiones suelen ponerse pesados cuestionando la decisión de la mayoría de los consumidores del mercado, a los cuales no les importa mucho estas cuestiones de vigilancia indiscriminada y adoptan el uso de dispositivos con Android o Windows, por ejemplo, sin mayores inconvenientes. Por otro lado, ni la FSF ni las distribuciones alineadas con el Proyecto GNU logran proponer alternativas viables que satisfagan todas las necesidades del mercado. Existen personas con distintos requerimientos, por ejemplo, diseñadores gráficos, arquitectos, jugadores en línea, etc., que necesitan utilizar programas que solo pueden ejecutarse en Windows y macOS, quienes de manera muy astuta, lograron monopolizar ciertas patentes.

Además, es necesario valorar también el rol positivo que tiene el software privativo en la informática contemporánea. Al ser programas creados con interés comercial y para satisfacer necesidades concretas, el grado de inventiva que este tipo de motivación produce en la creación de software, es insuperable. Es demostrable que muchas de las propuestas más vanguardistas que rigen la informática actualmente surgieron de ese espacio, el sector privado con enfoque comercial. El entorno Linux, que también tiene su capacidad de inventiva, suele ser más reactivo y tomar de inspiración para su producción los inventos del software privativo. Si no, propongo que se revise la lista de programas de mi uso (que nombré al principio), como alternativa a propuestas pioneras con una tarifa más allá de mis posibilidades.

Aunque, para ser justos también ocurre bastante el caso inverso.

En otras palabras, Linux pone al alcance de todos soluciones de calidad (garantizadas por la publicación de un código fuente que cualquiera puede auditar), cuyos prototipos suelen ser caros para gran parte de la población, ser mayormente propietarios y con intenciones ocultas 👻️.

Finalmente, creo que los cuestionamientos que se le hace a la vigilancia indiscriminada mediante dispositivos son válidos. Esos mecanismos tarde o temprano pueden ser utilizados para reprimir disidencias a los intereses del poder, impunemente. Aunque, por otro lado, seguir la propuesta de la Free Software Foundation al pie de la letra también colocaría a la población en un estado de terrible indefensión ante grupos contrarios al Estado de derecho, en esta parte del hemisferio.

De todos modos, parece que a la sociedad mundial le costará bastante legislar estos temas de manera ingeniosa y sobre todo respetando las reglas democráticas, porque por lo visto la amenaza a la democracia viene tanto de parte del Estado como de la sociedad civil.

Cuidado con la paranoia ideológica

Como contaba al iniciar, comencé utilizando una distribución avalada por la FSF, es decir, de las que solo funcionan con software libre. Sin embargo, rápidamente me encontré con una limitación fulminante. Es difícil encontrarle hardware compatible para que funcione, sobre todo tarjetas de red y tarjetas gráficas. Y eso, para un profesional de cualquier área, que necesita un sistema operativo funcional lo más rápido posible, es desmotivante. Por ello, no recomiendo ninguna de esas distribuciones a no ser que se siga muy férreamente esos ideales.

Además de estos problemas de funcionalidad, hay otra desventaja contundente al usar sistemas libres con la esperanza de no ser rastreado. No importa tanto que el software sea totalmente libre si es que el hardware viene con patentes. Y estos equipos son la inmensa mayoría (por no decir la totalidad), de los disponibles en el mercado. Lo que significa que por más que el sistema operativo sea libre, el firmware instalado en el hardware (software simple preinstalado en la tarjeta madre, como la BIOS de la máquina, por ejemplo, que hace arrancar el sistema operativo), puede seguir registrando datos y ser teóricamente accesibles para la NSA.

– ¿Pruebas?

Las tarjetas madres para procesador Intel tienen un chipset en el que se hospeda un código llamado ME (o Management Engine). Las placas base para procesadores AMD poseen un mecanismo similar en su chipset que se denomina PSP (Platform Security Processor), que es presentado como un mecanismo para ayudar a los administradores de sistemas a manejar remotamente los equipos de una red. Sin embargo, en realidad ambos sirven para que se identifique cada componente de la PC con números únicos, permitiendo así relacionar un dispositivo concreto a nivel mundial; poder prender y apagar la máquina de forma remota desde cualquier ubicación geográfica; y finalmente, poder “bootear” la PC también de forma remota y tomar control de todos sus procedimientos, accediendo a su memoria, aunque esta no tenga instalado sistema operativo alguno.

Es probable que se pueda hacer una indagación similar a otros procesadores del mercado, como los Snapdragon, MediaTek y otros.

Este firmware no puede ser remplazado por uno libre, ya que el chipset solo puede ejecutar código criptográficamente firmado por Intel o AMD respectivamente, así que la única forma de evadir a ME o PSP es a través de una BIOS libre que lo deshabilite. La FSF promueve una iniciativa en este sentido, pero solo funciona en equipos demasiado viejos para los estándares actuales.

La pregunta del millón. ¿Es realmente necesario y viable procurarse un equipo que no sea rastreable por la NSA?, ¿sobre todo para una persona promedio que solo realiza actividades productivas o de entretenimiento?

Teóricamente, es posible, pero requiere empleo de cierto conocimiento y una vez presentada una solución probablemente sea rápidamente vulnerada por la NSA.

Edward Snowden, el experto en seguridad responsable de filtrar los procedimientos de la NSA para realizar una vigilancia mundial, recomienda dos distribuciones Linux para evadir exitosamente la detección.

  • La primera es Tails, un sistema que no se instala sino que se monta desde un dispositivo USB y cuyas comunicaciones de red están encriptadas a través del enrutador Tor.
  • Y la otra se instala, pero se monta a través de varias máquinas virtuales. Se llama Qubes.

Es presumible que periodistas, defensores de los derechos humanos, líderes políticos, etc., utilizan estas soluciones y otras más, en contextos de persecución ideológica, como China; Corea del Norte; países con fundamentalismo islámico; etc. Aunque cuidado, por otro lado, también lo usan seguramente terroristas; vendedores de armas, drogas; pederastas; etc.

No parece que para un usuario promedio, con labores ciudadanas comunes, sea necesario llegar a estos extremos, aunque si llega el momento en el que se empiece a evidenciar que se está juzgando a las personas por sus ideas políticas emitidas a partir de la privacidad de sus dispositivos y, no por auténticos delitos, el asunto es preocupante. Opino que ante este panorama complejo de la geopolítica mundial, que ciertamente escapa de las manos de ciudadanos comunes, también es necesario seguir con la vida cotidiana, es decir, utilizando celulares y computadoras para resolver problemas contemporáneos y conectarse entre todos. Por eso, supongo que planteado de esta manera, las distribuciones Linux enmarcadas en el código abierto plantean soluciones razonables y viables a todas estas cuestiones.

Qué distribuciones recomiendo usar

– 🙄️ por fin.

No sé. Sentí la necesidad de explicar todos estos aspectos antes de simplemente recomendar distribuciones por sus ventajas técnicas, porque demuestran de alguna manera toda esa pasión que envuelve a Linux. Pero, luego de ver toda la verborrea que resultó me da la impresión de que nadie llegará hasta aquí 😁️

– ¿Entonces?

Claro. Pienso que poniendo a un lado el bando de distribuciones Linux basadas en el fanatismo ideológico o delirios de persecución, debemos asumirnos un poco más pragmáticos y apostar por el equipo del código abierto. En ese espectro tenemos dos tipos de distribuciones.

Equilibrio entre lo ético y lo funcional

Si todavía usted tiene ciertas contemplaciones respecto a los peligros del software privativo y la seguridad de sus datos, hay distribuciones que son sensibles respecto a este tema y configuran un entorno en el que el software privativo se limita a lo mínimo necesario para funcionar. Usualmente, se hace excepciones solo con los controladores del hardware y se ponen las aplicaciones en repositorios separados (por licencia), para que usted decida instalarse los programas de acuerdo a su criterio y necesidad. Al ser algo difícil alcanzar esos arreglos entre programas (con diferentes licencias y objetivos institucionales), estas distribuciones suelen ser más complicadas de manejar y tal vez requerir un nivel entre intermedio y avanzado, de conocimiento en los usuarios.

Tres ejemplos de distribuciones de este grupo:

  • Debian tiene la reputación de ser muy estable, a tal punto que se la usa para entornos productivos. Aunque por ese mismo motivo, las versiones de los programas que pone a disposición pueden llegar a ser desactualizadas, ya que se renueva la versión del sistema recién cada dos años. La NASA y otras instituciones importantes la usan precisamente por su fiabilidad para entornos institucionales. También yo la uso para mi día a día 🙂.
  • Fedora es una distribución cuyas aplicaciones están bastante actualizadas y también tiene buena estabilidad, aunque su periodo de prueba (pre-publicación), es menor al de Debian. En ese sentido, Fedora viene a ser como una distribución de prueba, que se antepone a la versión corporativa, que es Red Hat Enterprise Linux. Debian tiene una versión así, que se llama Testing.
  • OpenSUSE tiene una versión que se llama Tumbleweed que ofrece lo último de lo último en cuanto a actualizaciones, pero al igual que la anterior no necesariamente es un entorno listo para la producción; aunque su estabilidad es bastante buena, tomando en cuenta la frecuencia de sus actualizaciones. Tiene otra versión, que se llama Leap y es similar a Debian, porque se la considera lista para la producción. Finalmente, tiene su versión corporativa denominada SUSE Enterprise Linux que posee soporte empresarial y es para entorno productivo.

Utilizar alguna de estas distribuciones con la instalación cifrada, aumenta la seguridad de la información personal a un nivel muy cualificado, diríamos. Sobre todo si se la maneja en una laptop.

Facilidad de uso

El segundo grupo de distribuciones no se concentra tanto en separar el software libre del privativo, es decir, no permiten al usuario decidir demasiado respecto a esto, sino que se enfocan más en la eficiencia, la estética y que el manejo del escritorio sea sencillo para un usuario no técnico. En otras palabras, son tan o más prácticas e intuitivas que Windows. Y para cualquier duda, hay abundante documentación en línea.

Si se quiere probar la experiencia Linux con el objetivo de conocer, recomiendo iniciar con alguna de estas distribuciones; que además, permiten pruebas previas a la instalación. Por otro lado, dos de ellas, mantienen una disposición del escritorio similar a la de Windows, lo que garantiza una transición menos brusca.

Tres ejemplos de distribuciones de este grupo:

Finalmente, por qué utilizo Linux

Creo que a pesar de todo lo abordado aquí, uso Linux simplemente por la certidumbre que me brinda en todos los aspectos que necesito.

Primeramente, todo está acomodado de tal manera que explorar y conseguir programas sea muy fácil, y si se filtra correctamente el tipo de aplicaciones que se quiere que ofrezca el explorador de software, se pueden obtener alternativas a programas de pago muy competentes. No es la misma experiencia la que ofrece la tienda Play Store de Android por ejemplo, donde si bien se pilla una variedad increíble de aplicaciones, las ofertas suelen ser artificiosas y en no pocas ocasiones uno puede quedar enredado en pruebas gratuitas engañosas y frustrantes.

Luego, la seguridad es impresionante. En todos los años que llevo utilizando distribuciones Linux las veces que me infecté de malware son igual a 0. Eso no significa que no haya vulnerabilidades en Linux; sin embargo, son escasas y si uno cumple con las previsiones necesarias ese es el resultado.

Cualquier distribución Linux aquí mencionada manifiesta sus intenciones de forma transparente en contraposición a Windows, macOS o Android (que por cierto también está basado en Linux, pero ese es otro tema 😅️), que como está demostrado, poseen puertas traseras no declaradas en su sistema. O en otras palabras, no son sinceros en cuanto a sus auténticas pretensiones corporativas respecto a los usuarios.

Y bueno, si realmente hay un programa que requiera únicamente Windows para ser instalado, tengo Windows en una máquina virtual montada dentro de Linux, o sea que puedo utilizarlo cuando quiera (informo que en algo más de un año trabajando no necesité usar ni instalar nada en Windows, por cierto, pero es mi caso). También existe un emulador para programas de Windows en entorno Linux, muy competente que se llama Wine.

Cambiar de sistema operativo puede ser difícil. Uno tiene sus rutinas y certezas que son difíciles de reemplazar. Pero en mi experiencia estas dificultades iniciales fueron recompensadas con un sistema altamente eficiente una vez que se alcanzó la configuración correcta.

Para concluir, quiero reflexionar con un pensamiento. Hace tiempo leí un artículo que me pareció muy interesante, se titulaba “La tiranía de la practicidad. Básicamente, planteaba que en tiempos recientes, la practicidad, entendida como la oferta de bienes y servicios que aminoran el esfuerzo físico o intelectual para lograr algo, se hace cada vez más imprescindible, pero como desventaja nos hace más vulnerables en general, al atesorar cada vez menos habilidades propias.

Algo así nos pasa con sistemas como Windows o Android, creo yo. Probablemente, es más fácil acceder a ellos porque todo el mundo lo hace y tenemos costumbre de usarlos, sin embargo, detrás de ello hay procesos ocultos en los que quizá no quisiéramos participar o por los cuales no pagamos. Usar Linux implica esforzarse un poco por conocer de manera básica un nuevo sistema, pero el resultado será una herramienta cuyos propósitos son claros y responden únicamente a brindarle lo que usted necesita.